
Con el uniforme del colegio y sin ninguna herida visible fue encontrado el cadáver de Rosibel Sánchez Ulloa, de 14 años, en un charral de Calle La Chinchilla, en San Rafael de Oreamuno, Cartago.
El hallazgo lo hizo pasadas las 10 a. m. de ayer, Gerardo Chavarría, un vecino de aquella zona, quien andaba en busca de una novilla perdida la noche anterior.
Según dijo, se le ocurrió que el animal hubiera subido por ahí y cuando caminaba entre la maleza dio con la colegiala.
"No tenía ningún golpe pero sí marcas como de que le hubieran puesto vendas en los ojos", describió el testigo.
Rosibel Sánchez fue reportada como desaparecida la tarde del jueves, cuando se cumplieron 12 horas sin noticias suyas.
Ese día ella salió a las 6:30 a. m. de su casa en barrio Mata de Mora (San Rafael), rumbo al colegio Braulio Carillo en San Rafael de Oreamuno, al que nunca llegó. Inicialmente se creyó que se trataba de una fuga de hogar.
Ayer su cuerpo fue levantado a las 12:40 p. m. en presencia de muchos allegados, así como su padrastro, hermanos y tíos.
Mientras tanto, su mamá, Ana Rosa Ulloa, recibía atención médica en el Ebais de la localidad, toda vez que, desde el día de la desaparición de la muchacha, sufrió un quebranto de salud.
Venganza vecinal. Las circunstancias en las que fue hallada hacen presumir a los agentes del Organismo de Investigación Judicial (OIJ) que la joven pudo haber sido asesinada y que murió el mismo jueves de la desaparición.
No obstante, solo con la autopsia se podrá establecer el tiempo y forma de muerte.
Algunos parientes y vecinos de la muchacha temen que ella fuera víctima de una venganza por parte de antiguos vecinos del barrio Mata de Mora.
Estas personas vivieron hace unos tres meses en la casa propiedad de la familia de la joven, pero fueron desalojados ante las quejas de lugareños que les atribuían ser muy conflictivos y escandalosos.
La familia alquiló la casa porque se había trasladado a vivir a otra zona por razones de trabajo de Ramón Solano, padrastro de Rosibel Sánchez.
"Yo les alquilé porque no tenían dónde vivir, pero luego me di cuenta del fracaso y a petición de algunos vecinos les pedí que desocuparan. Entonces, al parecer, dijeron que eso no se quedaba así", relató.
A esa amenaza se sumaron otras aún más temerarias, dichas directamente a otros habitantes del barrio Mata de Mora.
"El hombre dijo que a todas las mujeres les iba a cortar el estómago", refirió Ileana Calvo, vicealcaldesa de Oreamuno y vecina de la víctima.
También, a una amiga de la colegiala, otro de los individuos que frecuentaba la vivienda le advirtió que pronto lloraría a una amiga suya o a un familiar.
"Mi hija se siente muy culpable porque ella hizo amistad con esa gente problemática y luego no quiso salir con uno de ellos, por eso él dijo que se iba a vengar", explicó ayer Jackeline Núñez.
Otras versiones entre los lugareños señalan que un allegado a la familia que habitó la casa, preguntó a una vecina si ya habían buscado a la desaparecida en las zonas altas de San Rafael, donde apareció.
Según la Vicealcaldesa, ayer mismo, después del hallazgo del cuerpo, personas que colaboraron en la búsqueda de la colegiala recibieron llamadas telefónicas para advertir que habría más muertes.
Informes por valorar. Agentes judiciales explicaron que el OIJ no había sido puesto en conocimiento de todos estos detalles.
Al parecer, fue hasta ayer que comenzaron a detallar la relación con estos antiguos vecinos que ahora se habrían trasladado a una problemática barriada cartaginesa.
Por ahora, estas supuestas amenazas son elementos a considerar dentro de la investigación. Colaboró Fernando Gutiérrez.