El expresidente Rafael Ángel Calderón Fournier anunció que acudirá a la Corte Interamericana de Derechos Humanos tras el fallo de la Sala III, que ratificó ayer su culpabilidad en el caso Caja-Fischel.
Acompañado por su esposa, Gloria Bejarano, con la imagen de la Virgen de los Ángeles entre su ropa y rodeado de periodistas y camarógrafos, Calderón dijo en su vivienda –en Pinares de Curridabat, San José– que buscará que se anule ese fallo.
Tras abrir las puertas de su casa, a las 2:26 p. m., el exmandatario comentó que se enteró de la resolución por la prensa.
Los magistrados le disminuyeron su condena de cinco a tres años de prisión, recalificada a un delito de peculado, con el beneficio de ejecución condicional por cinco años.
“Ahora empieza otra etapa: llevaré el caso a la Corte de Derechos Humanos. Se han violado, al menos, 10 aspectos de la Convención Americana de Derechos Humanos”, expresó Calderón.
Entre esos puntos, señaló el no haber sido “intimado” de los delitos por los que se le investigaba y el haberse dado un cambio de juez nueve meses después de haber comenzado el juicio.
Además, indicó que a él le aplicaron una ley posterior a los hechos, la de tráfico de influencias. Finalmente, agregó: “Me condenaron por un delito de funcionario público cuando yo tenía nueve años de haber dejado la función pública”.
El jurista reiteró que irán a la Corte de Derechos Humanos para sentar responsabilidades por los daños y perjuicios que, según él, le causaron a Calderón.
“Es evidente la responsabilidad de un país de haber tenido a un expresidente detenido casi un año. Ahora resulta que no merecía ni siquiera quedar privado de libertad”, manifestó el abogado Rivero.
“Ahora tendré la paz y la tranquilidad para preparar la documentación para seguir luchando por reivindicar y demostrar lo que le he venido diciendo al pueblo de Costa Rica: no he cometido ningún delito”, dijo Calderón al referirse a la apelación que pretende ventilar en estrados internacionales.