
Un peón agrícola murió de un balazo ayer a las 7 a. m. luego de protagonizar, junto con otros dos trabajadores, una fuerte riña por una tina para depositar naranjas.
El homicidio ocurrió en la Finca 9 de la empresa Tico Fruit en Corozo, cantón de Los Chiles, Alajuela, a unos 12 kilómetros de la frontera con Nicaragua.
La víctima fue identificada como Leopoldo Pérez Treviño, de 38 años, de nacionalidad nicaragüense, quien tenía 11 años d e residir en nuestro país y era padre de seis hijos, de entre cinco y 16 años.
El presunto responsable del homicidio es un sujeto de apellido Escobar, de 23 años, quien escapó junto con su padre, de 48 años. Se presume que se dirigen con rumbo hacia Nicaragua.
Los hechos. Un testigo relató ayer a agentes del Organismo de Investigación Judicial (OIJ) y a Rolando Potoy, jefe de la Fuerza Pública en Los Chiles, que la disputa comenzó cuando Leopoldo Pérez tomó una tina para depositar naranjas.
El informante comentó que Escobar trató de quitarle el recipiente a Pérez, pero que éste opuso resistencia. Fue entonces cuando intervino el padre de Escobar.
Según el informe, el presunto homicida sacó una escuadra y la percutió tres veces sin que lograra dispararla. Fue hasta el cuarto intento que logró accionarla; su disparo impactó a Pérez en el lado derecho del pecho.
Tanto el homicida como su padre intentaron tirar el cuerpo a un riachuelo pero, al oír el disparo, otros trabajadores se acercaron y comenzaron a gritarles.
Ambos hombres escaparon por un sector montañoso.
Alexánder Salazar, administrador de la Finca 9, calificó de "ridículo" y "absurdo" que se diga que el crimen se debió a una disputa por una tina para recoger naranjas.
"Hay más tinas que trabajadores. Además, la producción ha sido raquítica", manifestó.
Pero otros peones como Javier Alvarado y Marvin Urbina coincidieron en afirmar que la cantidad de trabajadores es superior a las tinas disponibles.
Alegaron que los recipientes son indispensables porque si no recogen las naranjas no reciben salario. Por cada tina llena con 1.200 naranjas les pagan ¢1.000.
Por otra parte, Geannina Pérez, hija del fallecido, se mostró preocupada porque la madre los había abandonado hace dos años y todos son menores de edad.