San Salvador. Con el reconocimiento de los restos mortales de Edward Harbottle Quirós y Jesús Torres Redondo, realizada anoche en una improvisada morgue en la base aérea de Ilopango, ya fueron identificados los cuerpos de los cuatro costarricenses que perecieron el miércoles al estrellarse un avión de Aviateca en este país.
Los cadáveres de Juan Carlos Vargas Núñez y Rolando Rivera Sánchez fueron reconocidos en horas de la mañana. A las 2 p.m. los trasladaron de Ilopango --a cinco kilómetros de San Salvador-- a la funeraria La Auxiliadora, en el centro de la capital.
"Nosotros fuimos a reconocerlo a las nueve y media de la mañana. Ya está todo listo. Mañana (hoy) nos explican cuándo regresamos", dijo Yarid Rivera Sánchez, hermana de Rolando.
Al mediodía del viernes ingresaron a la base de Ilopango Hania y Amadeo Vargas Núñez, con la esperanza de recuperar el cuerpo de su hermano Juan Carlos.
Durante los dos últimos días ninguno de ellos ha podido hablar con la prensa, pero sus ojos enrojecidos y la angustia en los rostros responden a cualquier consulta.
En cuanto al regreso de estas cuatro víctimas a Costa Rica, Daniel Sternfels --director del servicio al pasajero de Aviateca--, manifestó ayer que, con la ayuda de los diferentes consulados, se agilizaron todos los trámites de salida de El Salvador. De allí que a partir de hoy --sin que se especificara hora-- los cuerpos podrían ser trasladados rumbo a sus países.
El aparato de la empresa guatemalteca chocó contra el volcán Chinchontepec cuando se aproximaba al aeropuerto Internacional El Salvador, procedente de Ciudad de Guatemala. Continuaría hacia Managua y luego a San José, destino final. Perecieron los 58 pasajeros y 7 tripulantes.
Los primeros restos en arribar a San José serían los de Vargas Núñez y Rivera Sánchez, gracias a que fueron identificados primero que los de Harbottle Quirós y Torres Redondo.
Procedimiento
El procedimiento para preparar cada uno de los cadáveres dura entre tres y cuatro horas, tiempo que se suma a la colocación de los sellos de gobierno, según explicó Sternfels. Agregó que la angustiosa operación concluiría en dos días más.Los restos de los pasajeros del vuelo 901 de Aviateca fueron sacados de la base aérea de Ilopango en bolsas negras de todos los tamaños, pues solo en muy pocos casos contenían cuerpos completos.
Carros fúnebres, pick-ups y las cajuelas de algunos automóviles sirvieron para transportar las bolsas rotuladas con el nombre y la nacionalidad de las víctimas. Fueron trasladadas en grupos de entre tres y siete, dependiendo del espacio de los vehículos.
Empleados de la funeraria explicaron que allí los cadáveres serían puestos en ataúdes y luego quedarían sellados con cintas de zinc. Así serán transportados a los países de donde eran oriundos.
Faltan cuatro
Según Erick Murillo, costarricense que fue a reconocer a su cuñado de nacionalidad guatemalteca, la improvisada morgue de Ilopango es una enorme sala llena de cortinas con el fin de que cada uno de los familiares solo observara a la persona que le interesaba.
No obstante, comentó, la situación no era menos difícil para ellos y para los patólogos, pues, por ejemplo, un cuerpo quedó en 28 partes.
Hasta anoche a los médicos forenses solo les faltaba identificar cuatro cadáveres, de un total de 65. Otros 21 estaban pendientes de ser confirmados por familiares.
Los resultados del intenso trabajo de 50 funcionarios del Instituto de Medicina Legal de la Corte Suprema de Justicia salvadoreña tranquilizó, al menos, a los parientes de quienes perecieron pues saben que en las próximas horas el dolor dejará de ser público para entrar en la intimidad de sus hogares.
Miembros del ejército y la policía trabajaban ayer en la búsqueda de restos de pasajeros del Boeing 737 que se estrelló --el miércoles por la noche-- contra el volcán Chinchontepec, en El Salvador. Telefoto AFP/La Nación
Dos jóvenes noruegos oraron anoche, en una iglesia luterana en San Salvador, por los amigos que perdieron en el accidente del vuelo 901 de Aviateca. Telefoto AFP/La Nación
Murió un enamorado de Costa Rica
José Rosell Martínez, español con 10 años de residir entre nosotros y quien fue uno de las 65 muertos que cobró el accidente aéreo del miércoles en El Salvador, amó tanto a nuestro país, que sus familiares decidieron sepultarlo en suelo costarricense y no en Barcelona, de donde era originario.
Rosell Martínez, según informó su hermana Teresa --vecina de San Francisco de Dos Ríos--, había salido el martes de gira hacia Guatemala, Honduras y Nicaragua, con el objetivo de regresar el jueves a Costa Rica.
El percance del Boeing 737 de Aviateca también provocó el fallecimiento de otros dos extranjeros. Ellos, de una u otra forman, mantenían importantes vínculos con nuestro país.
Uno es el ciudadano danés Palle Marker, embajador en Nicaragua y concurrente ante Costa Rica. El diplamático, de 47 años, con una amplia carrera en el servicio exterior de Dinamarca y quien ejercía funciones regionales en Centroamérica, había presentado credenciales el 5 de abril ante el Gobierno costarricense.
El segundo caso es el guatemalteco Fredy Valiente, filósofo de 40 años, funcionario del Consejo Superior Universitario Centroamericano (CSUCA).
El centroamericano, casado con Mayra Alarcón, residía en Guatemala a donde regresó tras haber vivido en Heredia, durante 18 años, en calidad de exiliado político.
Rosell y Marker, el día del accidente, viajaban hacia Managua, en tanto que Valiente se dirigía a Costa Rica pues estaba al frente de la organización de un taller en la Universidad Nacional, declaró Ricardo Sol, secretario general del CSUCA.
En el fatídico vuelo perecieron los costarricenses Juan Carlos Vargas Núñez, Juan Francisco Torres Redondo, Edward Harbottle Quirós y Rolando Antonio Rivera Sánchez.
Emprendedor empresario
Rosell Martínez, quien el domingo celebraría su decimotercer aniversario de bodas, llegó a Costa Rica en 1985, luego de que fue trasladado desde México por la empresa PURATOS S.A. para que se hiciera cargo de la subsidiaria aquí.
"Estaba ansioso por regresar de su corta gira porque mi hermana Ana María y mamá habían llegado de Barcelona y, por primera vez después de dos años, la familia estaba reunida", dijo Teresa.
El empresario estaba fascinado con Costa Rica, y de ahí la decisión de quedarse a vivir acá de manera definitiva, añadió la hermana.
Comentó: "Su enamoramiento por esta tierra era tal, que cada vez que salía al extranjero se llevaba libros consigo, libros sobre Costa Rica para regalar entre sus amigos o clientes."
José Rosell Martínez, acompañado por sus hijos Josep (izquierda) y Xavier, ambos nacidos en nuestro país. La viuda, Elsa Miranda, se encuentra en El Salvador para reconocer y traer el cuerpo.
Créditos: Información elaborada por los redactores Irene Vizcaíno (enviada a El Salvador), Rodolfo Martín y Marvin Barquero. Se usó una nota enviada por David Rivas, destacado por la agencia AFP, en San Salvador.