Los clarinetes de Cheche ya no entonan dulces melodías. Guardan silencio, al igual que quien otrora les arrancara notas.
Aquellas dos piezas de ébano y llaves metálicas eran para José Manuel Ugalde Quirós - Cheche- su vida misma... y con ella las defendió.
Al músico lo asesinaron la noche del 7 de setiembre en Lourdes de Montes de Oca, San José.
Desde entonces han pasado 111 días sin que las autoridades hayan encontrado un rastro que conduzca hasta los homicidas.
El crimen de Cheche es una de las asignaturas pendientes de la Policía Judicial.
Otros 77 casos, ocurridos entre enero y noviembre del presente año, llegarán al 2005 sin que las autoridades pudieran desenmascarar a los asesinos.
De los 212 asesinatos ocurridos en ese período, el 37 por ciento quedó sin resolver.
Así se mantiene una constante de la última década, durante la que 570 homicidios -de 1.723- no pudieron ser esclarecidos.
Silencio cómplice
"La gente quiere que los casos se resuelvan de inmediato, pero colabora muy poco. El silencio es uno de los principales enemigos de la investigación", explicó el jefe de la sección de Homicidios del Organismo de Investigación Judicial (OIJ), Manuel Cabezas.
Así ha ocurrido en el caso de Cheche pues las informaciones han sido vagas y confusas.
A Ugalde, músico de la Orquesta Sinfónica Nacional (OSN), le dispararon en al menos cinco ocasiones a quemarropa.
El testigo más cercano observó el crimen a unos 30 metros. Escuchó las detonaciones y vio a dos sujetos correr hacia un carro.
De los homicidas solo pudo decir que tenían la misma estatura. Además, las pocas personas que hablaron dieron versiones contradictorias sobre las característica del carro en que escaparon.
Dijeron que era gris, verde u oscuro -sin precisar el color-, aunque una llamada al 9-1-1 reportó un vehículo rojo.
Al tiempo que los agentes recorrían las compraventas en busca de los instrumentos, la prensa difundió fotografías de los clarinetes. Pero la respuesta fue nula.
"Hablamos de instrumentos muy especiales que no cualquiera va a comprar", comentó uno de los investigadores.
A Cheche lo mataron en una provincia -San José- donde el 45,5 por ciento de los casos (40) están pendientes.
Los sospechosos de otros 48 crímenes (un 54,5 por ciento) están identificados y en su contra existen procesos penales.
En otros lugares, como Limón, el 37,9 por ciento de los casos atendidos (11 de 29) están sin resolver.
En contraste, las delegaciones del OIJ de Liberia (cinco homicidios), Sarapiquí (tres) y La Unión (3) encontraron a la totalidad de los sospechosos de los crímenes (100 por ciento de resolución).
Así quedó plasmado en un informe de la Oficina de Planes y Operaciones del OIJ.
Familia abatida
Magda Pía Ugalde, hermana de Cheche, se declara pesimista.
"Mi hermano era un buen amigo, un buen profesor, un buen hombre. Uno quisiera saber qué pasó. Siento que el caso lo dejaron en abandono. Le prestan atención a otros mucho más escandalosos.
"Quizá lo que estoy es resentida por la forma como le dieron muerte", expresó.
Cheche ante todo era un luchador. El año pasado obtuvo una maestría en clarinete de la universidad de Baylor, en Texas, Estados Unidos.
Era músico de la banda de San José y fundador del Quinteto de Maderas de Costa Rica.
"Era un ser humano excepcional. Después de lo ocurrido, la familia vive en gran incertidumbre. Nada nos va devolver a mi hermano, pero no es posible que esos tipos sigan en la calle.
"No me corresponde perdonar; arriba hay un Dios que todo lo ve", agregó Magda Pía Ugalde.
La tarea para los agentes judiciales no es nada fácil. En promedio, cada año llegan a conocimiento de la oficina de Homicidios, en San José, 200 casos entre asesinatos, malpraxis y muertes en investigación.
El trabajo hay que repartirlo entre ocho parejas de investigadores.
"Este es un caso (el de Cheche) en el que por la cantidad de indicios se mantiene pasivo. Solo nos queda el apoyo de la ciudadanía para dar con los clarinetes", dijo un investigador. Las líneas 295-3372, 295-3373 y 295-3311 (este último las 24 horas) están activas.