Hijo de tigre, no siempre sale pintado. Esto bien lo sabe Javier Montenegro. Hijo de un odontólogo y de una activa jefa de hogar, este joven de 27 años urgó en las aulas de tres carreras universitarias hasta que acabó en lo suyo: el teatro.
El joven es parte del elenco de Crónica de una muerte anunciada, el nuevo montaje de Teatro Espressivo en homenaje al laureado escritor colombiano, Gabriel García Márquez (1927-2014).
En la obra, Montenegro sirve como narrador de la historia a través de monólogos grabados e interpretación en vivo.
Ganador del Premio Nacional de Teatro en el 2014, como mejor actor por su papel protagónico en la obra Amadeus, su momento de gloria llegó tras un camino de dudas sobre su vocacion por las tablas.
"Me atraía la medicina porque mi papá hablaba mucho de eso, entonces, ingresé a esa carrera en una universidad privada", contó el actor, quien se definió como un alma "muy inquieta".
"Era el más joven de la clase. Entré recién cumplidos los 17 años y no estaba listo para una carrera tan pesada", la cual abandonó en el primer año.
Luego, en el 2010, Montenegro fijó su mirada en la Escuela de Ciencias de la Comunicación Colectiva en la Universidad de Costa Rica (UCR), atraído por la producción audiovisual.
"La nota de admisión es muy alta en Ciencias de la Comunicación Colectiva, y no logré ingresar; pero, sí obtuve un cupo en psicología por lo que empecé a estudiar esa otra rama", detalló.
Tras completar su primer año de psicología, Montenegro volvió su mirada a la Escuela de Artes Dramáticas de la UCR, donde realizó la prueba de aptitud, la cual superó sin problema.
"Cuando salí del examen de aptitud -ante un jurado de profesores-, llamé a mis padres para decirles: 'Por primera vez, no me duele la cara'", compartió sobre ese momento de paz, tras meses de mantener su ceño fruncido por tantos cambios fallidos.
Nueva crisis. Sin embargo, Montenegro no quiso dejar nada de lado y matriculó los cursos de ambas carreras: psicología y artes dramáticas.
"Estuve mal asesorado sobre la carga de materias. Acabé en un cuadro de estrés y ansiedad, a tal punto, que dejé la universidad para irme a un 'call center'", dijo.
Atendiendo llamadas por las noches, en un sistema que fija minutos para dejar a clientes satisfechos, el joven volvió a caer víctima de los nervios.
"Mi madre me dijo: 'Javier, ahora sí, vuelva al teatro'". El consejo no caló en Montenegro, quien buscó resolver su futuro profesional con la carrera de su padre: la odontología.
"De nada valió irme para odontología; poco tiempo después, volví a la Escuela de Artes Dramáticas con los tacos de frente", explicó.
En su charco. Actualmente, Montenegro cursa su último año de actuación para obtener el grado de bachillerato.
Desde entonces, no le falta trabajo en eventos sobre los escenarios, y fuera de ellos, para financiar sus estudios.
En el Teatro Espressivo, ya suma tres montajes: Romeo versus Romeo (2013), Amadeus (2014) y Crónica de una muerte anunciada (funciones hasta este 31 de mayo).
"En el colegio, nunca dije 'quiero ser actor', ni hice nada de teatro; pero pasaba metido en muchas actividades porque era muy extrovertido: ¡Le hablaba a lo que se moviera!", recordó Montenegro, quien ahora se mueve, a paso seguro, sobre las tablas.
Crónica de una muerte anunciada se mantendrá en el Teatro Espressivo de viernes a domingo, hasta este 31 de mayo. Este teatro y cafetería se ubica en el centro comecial Momentum, en Pinares de Curridabat.