Enfermedades como la obesidad, diabetes, cáncer, asma, enfermedades neurológicas o artritis, entre muchas otras, están altamente relacionadas. ¿Por qué?, pues todas ellas tienen la inflamación como factor común.
Para comprender mejor la inflamación, es importante definir la palabra. La inflamación es la respuesta natural del cuerpo humano ante cualquier irritación, infección, daño o lesión a tejidos. Es decir, un mecanismo natural de auto protección del cuerpo humano e incluso un salvavidas ante patógenos que habitan en el ambiente en el que vivimos.
Unos meses atrás tuve la oportunidad de asistir a una charla sobre inflamación en Nueva York, "Inflammation Nation" era el título del evento, el cual pretendía explicar un poco sobre esta desconocida pero importante reacción del cuerpo.
Durante el seminario, uno de los expositores expresaba la necesidad de crear una especialidad médica que atienda a la inflamación como cualquier otra enfermedad, especialmente por ser la que antecede a muchos padecimientos y es actualmente muy investigada por el sector médico.
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Desde una mala alimentación, rica en azúcares, harinas refinadas y productos industrializados, hasta el fumado, la obesidad y la herencia genética pueden ser causantes de inflamación que -de no ser atendida a tiempo- puede volverse crónica logrando que el cuerpo empiece a atacarse a sí mismo.
Lo más alarmante, es que el estilo de vida que muchas personas llevan, donde sus horarios apretados las hacen correr y elevar sus niveles de estrés, la mala alimentación, sedentarismo entre otros hábitos poco saludables, pueden enmascarar una inflamación que podría desencadenar un padecimiento e incluso acelerar el proceso de envejecimiento.
¿Qué hacer? La respuesta está en las decisiones que toma cada día, no precisamente en un botiquín de pastillas. Cuidar de su salud, no es una acción que se haga solamente para bajar unos kilos o verse mejor. Sus hábitos y pasos hacia una persona más sana, pueden salvarle la vida e incluso ahorrarle facturas médicas.
Padecimientos como colesterol alto, problemas cardíacos, obesidad o cáncer, podrían ser evitados con una alimentación natural y saludable, baja en azúcar, baja en sodio agregado y balanceada, todo esto acompañado de ejercicio, técnicas para controlar el estrés, contacto con la naturaleza, el sol y aire limpio con regularidad.
Aumente su consumo de alimentos antiinflamatorios
- Alimentos ricos en omega 3: Aguacate, almendras, linaza, chía, salmón.
- Jengibre y cúrcuma.
- Canela, té verde.
- Antocianina: Componente en alimentos rojizos morados o azules como fresas, moras, remolacha o vino en moderación.
- Quercetina: Presente en alimentos como la cebolla.
- Frutas tropicales: piña, papaya, mango.
- Suplementos: Omega 3, curcumina (componente activo de la raíz de cúrcuma).