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El sexo es como el fútbol. Hay quienes no se pierden ninguna transmisión de un partido, que apuestan, que son fieles a su equipo, admiran a los mejores jugadores y nunca rechazan una mejenga.
Por otro lado, están aquellos a quienes no les interesa. No siguen ningún equipo, les da igual si el Real Madrid y el Barcelona disputan una final, pueden ver el partido pero tampoco sufren si lo pierden, no andan consultando resultados de marcadores y quizá van a jugar a la mejenga del domingo pero puede ser por puro compromiso. Igual que en el sexo.
Estos últimos se conocen como asexuales: personas que no tienen interés en el sexo. Para ellos es tan difícil de vivir en su desinterés, como para quienes no les gusta el mayor deporte del mundo. ¿Cómo puede haber alguien que se inmute ante un gol de Messi? ¿Cómo puede haber alguien a quien le de pereza experimentar un orgasmo? Eso, que la mayoría juzga como correcto, es lo que una minoría exige como un derecho a saber en qué se interesa y en qué no. Se estima que un 1% de la población mundial es asexual.
Hay que marcar una diferencia entre el amor, el romanticismo, el erotismo y el sexo. Todas palabras con significados distintos. Las personas asexuales no son seres sin corazón, simple y sencillamente son seres sin interés en el sexo. También se debe distinguir entre lo que sería un comportamiento asexual (de personas que no quieren saber nada) con un deseo sexual inhibido, que puede ocurrir en determinadas fases o momentos de la vida.
Es común que alguien deje de interesarse en las actividades sexuales si padece de alguna enfermedad como la depresión, pero con un tratamiento adecuado, recupera el interés. Mientras que un asexual, su causa y consecuencia son la misma: no le interesa. No tuvo un trauma, no tiene un problema y no está enfermo. Pero tal vez por eso es una característica difícil de comprender.
David Jay es asexual pero además es un activista que se ha dedicado a visibilizar a ese grupo de personas que simplemente no tienen interés, a través de una red llamada AVEN (Asexual Visibility and Education Network). Según Jay, para él palabras como ‘deseo’, ‘liberación’ y ‘placer’ no están involucradas en el sexo.
“Es muy común que una persona asexual tenga relaciones sexuales e incluso se comprometa con personas para quienes el sexo es muy importante, sin embargo, la mayoría de personas asexuales, como yo, no tienen mayor interés en el tema, lo que significa que el sexo no es horrible pero no lo hacemos por nosotros”, explica Jay.
La red AVEN reúne a más de 35 mil miembros registrados y su enfoque es principalmente lograr la visibilización. Por medio de reuniones, redes sociales y hasta revistas, esta comunidad busca ser parte de la conversación sobre sexualidad tal y como hay grupos que se reúnen para hablar de fútbol.
Fuentes: Alexandra Montero, sexóloga; María Jesús Álava, sicóloga; sitio web de la red AVEN (www.asexuality.org) y entrevista a David Jay publicada en The Rumpus.
