
Cada uno de los hambrientos pececitos succionan y eliminan la piel muerta de los pies de sus pacientes. Esta técnica, que se hizo común en Europa, llegó a Costa Rica para ofrecer una manera diferentes de hacerse el pedicure.
Los peces de la especie llamada Garra Rufa son los encargados de dejar una piel suave, a la vez que sueltan una encima llamada Ditranol que regenera el tejido.
Estos animales no cuentas con dientes, así que el tratamiento es suave y placentero. Eso sí, se necesitan unos minutos para acostumbrarse a los bichitos rodeando sus dedos. De manera delicada, aspiran y succionan por los pies y entre los dedos para eliminar la piel muerta.

Este tratamiento estético podría extenderse a la totalidad del cuerpo, pero para evitar sensaciones incómodas, se acostumbra a su uso solo en las extremidades inferiores.
Los peces solo comen las pieles que el cuerpo ya no necesita, el resto de la piel sana se conserva intacta. En sólo 15 minutos, la persona puede deshacerse de varias capas de piel muerta. Además, la saliva de los peces garra rufa deja una enzima poderosa que, con la repetición del tratamiento, puede aliviar la psoriasis y el eczema.
Hay que tener algunos cuidados, sobre el sitio donde se realiza el tratamiento y preguntar las medidas de seguridad pues un estudio que realizó la Agencia de Protección de Salud de Reino Unido alerta de que aunque la ictioterapia parece un tratamiento inocuo y el riesgo es bajo, existe la posibilidad de contagio de algunas enfermedades.