
Sin importar la edad que tengamos, los pies bonitos siempre son importantes. A pesar de que son nuestro sostén diario, esta parte de nuestro cuerpo algunas veces queda en el olvido.
El cuidado de los pies puede ser una tarea fácil si lo hacemos parte de nuestra rutina de belleza diaria.
En distintos momentos de nuestra vida, varían los rituales para el cuidado de los pies. Presentamos algunos consejos prácticos para mantener unos pies sanos, suaves y con un excelente aspecto a cualquier edad.

Veinteañeras divertidas
Entre los 20 y los 30 años es posible que los pies sean lo último en nuestro pensamiento. Los estudios, los primeros trabajos y las salidas de fiesta son escenarios frecuentes. También es posible que esta sea la edad de comprar calzado barato, tacones altísimos y zapatos incómodos.
Es importante considerar que los materiales sintéticos arruinan los pies fácilmente pues no los dejan respirar, causan presión y dolor pues el material no sede. La terapeuta física y podóloga, Ana Catalina Vargas, gerente técnica de La Casa del Pie, nos recuerda la importanta de invertir en buen calzado.
Las veinteañeras pueden llegar a presentar problemas de hongos en las uñas y en la piel de los pies debido a la constante actividad social y deportiva, que es frecuente a esa edad, ya que durante gran parte del día el pie no se ventila adecuadamente.
Ana Catalina Vargas nos recuerda que las articulaciones de los dedos pueden verse afectadas a esa edad por el uso de zapatos apretados y esto tendrá sus consecuencias en el futuro. Por ello, hay que alternar los zapatos constantemente, secarse muy bien los pies y procurar no utilizar tacón alto todo el tiempo.
Treintañeras en carreras
A partir de los treinta, la piel comienza a perder hidratación y lo hace principalmente en lo pies. Las treintañeras son por lo general mujeres cuyo día transcurre entre reuniones, el trabajo y los hijos, por lo que el tiempo para "chinearse" es escaso.
Vargas apunta a que a partir de los 30 las callosidades comienzan a ser un problema mayor. También menciona que se debe poner especial atención a los talones agrietados, que se generan por el uso de sandalias y zapatos abiertos, que resecan los pies.
La recomendación entre los 30 y los 40 años es hidratarse mucho con crema por las noches, utilizar exofiantes una vez a la semana y procurar sacar el tiempo para un automasaje relajante de pies con cremas que contengan zacate de limón y menta.
Para la experta Connie Calderón, Supervisora y Asesora Comercial de los establecimientos Todo Para Tus Pies, para todas las edades se recomiendan zapatos ligeros, preferiblemente de piel, flexibles, con punta ancha, cómodos y que no expongan nuestros dedos a roces, para evitar dolorosas callosidades.
Calderón recomienda "evitar puntas y tacones finos. Si está dentro de su vestuario, es mejor preferir calzado de punta ancha y tacón grueso".

A los 40, familia y profesión
Al cumplir los 40, nuestros pies reflejan el cuidado que les dimos en nuestra adolescencia y juventud. La hidratación es más importante con cada año que pasa. Ana Catalina Vargas nos indica que es posible que a esa edad tengamos indicios de juanetes, de dedos en garra y dedos martillo.
Ella recomienda realizarse tratamientos en los pies periódicamente. Algunas opciones pueden ser envolturas con aceites hidratantes y con exfoliantes. Además, las infusiones de lavanda y menta son muy relajantes para los pies.
A partir de los 40 años, la tensión a nivel de talones y del metatarso se incrementa. Además, es más común que suframos de los conocidos uñeros, de allí la importancia de la hidratación constante.
La segunda mitad de la vida
Después de los 50 años, es más notoria la pérdida de masa muscular y de grasa. Vargas nos indica que esto tiende a generar callosidad en el metatarso, zona donde se apoya al ponerse de puntillas.
Las prominencias óseas provocan mucha presión en la planta y provocan callosidades. Es importante que no dejemos que los callos avancen. Se pueden hacer tan profundos que tocan vasos capilares o nervios y esto puede llegar a generar un dolor intenso. En estos casos es fundamental acudir a un profesional.
Durante el embarazo
Es evidente que el cuerpo pasa por una serie de cambios durante el embarazo y los pies no son la excepción. Para los pies de las mujeres embarazadas, el principal problema son uñas encarnadas. Se recomienda acudir a un especialista para que se encargue de un adecuado recorte de uñas y de tratamiento.
La mujer en periodo de gestación tiende a acumular mucho líquido. Esto se traduce en pies hinchados. Es importante no utilizar tacones y buscar calzado cómodo y de materiales flexibles, para dejar que el pie tenga el espacio necesario.
Además, para una mujer embarazada en etapas más avanzadas, el acceso a los pies es más difícil y los pies soportan más peso del usual. Es importante recordar no descuidar esta parte de nuestro cuerpo en ninguna etapa.
FUENTES:
Licenciada en terapia física y podóloga, Ana Catalina Vargas, gerente técnica de La Casa del Pie. Tel. 2257-8882.
Connie Calderón, Supervisora y Asesora Comercial de Todo para sus pies. Tel. 2241-4466.