Depilarse no sólo significa retirar los vellos desde la raíz, también es una exfoliación profunda de la piel por lo que necesita cuidados específicos para que sea un tratamiento óptimo.
La piel es el órgano más grande de nuestro cuerpo y el cuál nos protege de agresiones diarias del medio ambiente, por esta razón cuando retiramos los vellos debemos de ayudar a la piel a cerrarse y así evitar posibles alergias o infecciones.
La piel debe mantenerse hidratada para evitar envejecimiento prematuro. Después de la depilación bañe la zona con agua fía para refrescar y cerrar poros.
Si la depilación fue con cera y aún tiene restos de ella en la piel puede retirarlos con un poquito de aceite de oliva, que además es ideal para nutrir.
Luego del baño recuerde aplicar una crema hidratante preferiblemente para pieles sensibles.
Es de suma importancia protegerla de los rayos ultravioleta y aplicar protector solar al menos dos veces al día.
Dos días después de habernos depilado se debe hacer una exfoliación en la zona tratada para que el vello nuevo salga adecuadamente y no se encarne.
Si la piel está irritada, se recomiendan productos con aloe vera y alantoína que ayuda a cerrar poros, calmar y revitalizar. La manzanilla o cremas calmantes y crema de rosas que ayuda a regenerar.
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