Revista Dominical

Tinta Fresca: ¿Adónde te metiste, Satanás?

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Suena escalofriante, pero es cierto: Quienes crecimos en Costa Rica entre la década de los 80 y los 90, crecimos con el diablo.Para nosotros, chamacos, invocar al demonio en aquellos tiempos era tan fácil como reunirse en el recreo a juntar 6 lápices de color para jugar “Miguelito”: por mucho, el mayor de terror de una madre ochentera promedio. Pero lo cierto es que ni siquiera había que llamarlo, porque según quienes más le temían ¡el diablo estaba en todo lado!








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