A las 8 de la mañana, la Iglesia de la Soledad parecía un set de telenovela, repleta de camarógrafos y flashes, hombres en saco y un ambiente agitado. Durante la misa del 4 de febrero estuvieron presentes seis de los 13 los candidatos presidenciales.
Entre ellos, Stephanie Campos, la única mujer que aspiró a la presidencia en las elecciones 2018, del Partido Renovación Costarricense (PRC) –el cual no logró colocar a ningún diputado en la Asamblea Legislativa–. Ella recibió 11.978 votos.
Llegó junto a amigos y familiares y, serena, escuchó las palabras del padre Carlos Humberto Rojas. Durante la ceremonia se mantuvo de la mano de su madre.
Campos, de 33 años es periodista y “life coach”. Su puesto como candidata presidencial dice haber sido una decisión del equipo detrás del partido.
A pesar de ser una cara desconocida en la política, la candidata más joven de las elecciones, tuvo “fe y esperanza” a lo largo de la contienda. Dice que desde los 14 años hace trabajo voluntario y pronto publicará su segundo libro que, según la periodista, “busca trabajar tres áreas para el ser humano: el ser, hacer y tener”.

El domingo aseguró estar satisfecha con el recorrido que la llevó hasta ese momento. “Desde el primer día que empezó esto, hasta hoy, todo ha sido una celebración. Es un proceso nuevo, de mucho crecimiento personal y profesional. Esto confirmó en mí el sentido de ayuda social”, dijo la candidata.
Renovación Costarricense –fundado por el pastor evangélico Justo Orozco– es un partido político a “favor de la vida”. Sus posiciones sobre temas como el aborto o la ideología de género suelen crear polémica.
A pesar de eso, el espacio inmediato de Campos durante todo el recorrido se mantuvo sin protestas.
Una vez afuera de la iglesia, Campos habló con señoras que se le acercaron sin ningún asomo de timidez. Entre prolongados abrazos la felicitaron por su “coraje y valentía”. La candidata respondía con una mirada conmovida.
Camina, como lo asegura, “de la mano de Dios”. “Soy una persona abierta al diálogo. Disfruto hablar con personas y candidatos”.
La agenda
Para asistir al Liceo de Santo Domingo, donde tenía que votar, Campos salió de la iglesia junto a su pequeño séquito, integrado por varios miembros de su familia y un par de mujeres, a modo de asistentes que se convirtieron en su sombra. A pesar de que Campos es poco reconocida en la calle, seguirla y conversar con ella era una misión no tan fácil, pues siempre estaba “flanqueada” por su gente.
Eran las 10 de la mañana. Afuera prácticamente no se atisbaba furor electoral. Tan solo un par de niñas vestidas con camisas del PUSC, o un par de señores liberacionistas que debatían en la calle del Barrio Chino sobre los aciertos de su partido.
De camino a Santo Domingo, los carros aún no sacaban sus banderas. Era un domingo cualquiera.
Una vez en el liceo, mientras esperaba a que llegara la candidata, hablé con Marvin Aguilar, “guía espiritual” de Stephanie y pastor de la iglesia a la que asiste la candidata en Heredia.
“Campos es una mujer con gran capacidad para presentar proyectos de ley. Es una mujer de principios y valores. Es una mujer que defiende la vida. Y en Heredia, tanto como en el país, puede ayudar como diputada”, dijo Aguilar, quien se encontraba junto a 12 voluntarios del partido.
Stephanie, además de buscar la presidencia, se postuló sin éxito como candidata a diputada por el primer lugar de esa provincia.
“El plan de gobierno tiene una serie de programas que tienen que ver con la recaudación de los impuestos para que no haya evasión. Necesitamos un presidente que sepa unir pensamientos porque a través del dialogo se puede hacer mucho. Si un presidente es individualista, que no se reúne con los diputados, nada va a pasar”, agregó el pastor.
En los pasillos del colegio, Aguilar ahondó sobre temas que chocan contra visiones modernas sobre la concepción de la vida y los derechos de la mujer, temas que acapararon la agenda política, caso del el aborto o la “intervención quirúrgica de salvación de una vida”, como dice el pastor.
“Que una mujer diga: ‘Me descuidé en mi noviazgo, quedé embaraza, y tengo que terminar la universidad, voy a abortar’. No podemos abrir esa puerta. El aborto es un asesinato. Incluso si la mujer queda embarazada por violación, hay que darle seguimiento a esa mamá tanto como a ese bebé, y hacer algunos cambios en el Patronato Nacional de la Infancia para asuntos de violación. Hay que hacer ese acompañamiento psicológico para la muchacha, porque si no va a tener dos traumas: la violación y el aborto. Además el asesinato”, continuó Aguilar, quien llegó vestido con traje entero color celeste.
El mensaje que llevaba el grupo de voluntarios en la camiseta pertenecía a la campaña “A mis hijos los educo yo”, un lema que nació de manifestantes que protestan contra la nueva asignatura de Educación para la Afectividad y Sexualidad, que el Ministerio de Educación Pública (MEP) impartirá a los alumnos de décimo año a partir de este año.
“Creemos en lo que dice la Biblia: varón y hembra los creó, y que la educación de nuestros hijos está en nosotros como padres, y que el MEP no debe meterse en esa parte. No estamos en contra de la educación sexual pero creemos que es en el seno de la familia”, expresó Mauricio Vargas, durante una protesta que realizaron manifestantes cristianos en julio de 2017.
Acto segundo
Durante toda la mañana del domingo, Campos se mantuvo rodeada por sus mujeres. Fue impensable conversar con ella.
Parecía abrumada por su alrededor, y por las personas que se acercaban a saludar. Hasta el lunes siguiente en la tarde, la candidata pudo recuperar el aliento.
“Fue un gran desgaste físico y mental. Hice lo que no hay que hacer y leí algunos comentarios en las redes sociales. Pero uno toma lo bueno y deja lo malo. Leí a mucha gente decir que estaban cansados de lo mismo. Pero a pesar de eso, hubo muchas burlas por ser una cara nueva. Por ser mujer, y por ser una persona de fe. Yo quise hacerles saber que una cara nueva significa que hay políticos no tradicionales que quieren aportarle al país”.
Sin embargo, la candidata aseguró no haber sido invitada a tantos debates y, sin dar nombres, dijo que muchas veces la prensa cambió el significado de sus palabras.
Acto final
Una vez que Campos votó, se dirigió hacia la Escuela de Santo Domingo. Era las 11 a. m. Afuera, en media calle, el toldo del Partido Accesibilidad Sin Exclusión (PASE) se desplomaba con el fuerte viento; dos personas no videntes sostenían las varillas.
Los perros andaban camisas del PUSC, y los copos era verdes.
Stephanie caminó por los pasillos de la escuela saludando. Acompañó a familiares a que ejercieran su voto. Afuera otro grupo de mujeres mayores se acercó a saludarla. Algunas llevaban camisas de Liberación Nacional. Se abrazaron amenamente.
Al partir de ahí, Campos recorrió distintos medios de comunicación y, en la noche, para ver los resultados de las elecciones se reunió con familia y amigos en un racho en Heredia.
De los números finales, la candidata opina que “el pueblo de Costa Rica eligió. Son grandes seres humanos”.
Al cierre de esta edición, Campos anunció que se desligará de su partido. “Es una decisión personal”.
