Don Carlos Sánchez Meneses ha sido cartaginés desde que tiene memoria. Nació y creció en esa provincia viendo a su familia ser apasionada por el fútbol y una fiel seguidora del equipo blanquiazul. Él no se quedó atrás y desde que era un niño soñaba con ser jugador.
Allá por la década de 1960 ya se había formado en las ligas menores del club, y para el año 1970 ya era parte del equipo en la primera división. Su sueño era llevar al Cartaginés a la gloria... pero no lo logró.
La noche de este miércoles 6 de julio todos aquellos recuerdos de infancia le pasaron por la mente a don Carlos mientras veía el partido que más ha sufrido en toda la vida, incluso más que la vez que, en 1969, Saprissa hizo un gol a punto de terminar el partido y el Cartaginés perdió el campeonato. Los 120 minutos se estaban haciendo eternos.

Y entonces, a falta de menos de 10 minutos para darle paso a los penales llegó el gol brumoso que cambió la historia del equipo y el grito eufórico que por 70 años guardó don Carlos.
“Fue de locos la celebración. Yo lloraba, mis hijos lloraban, se me tiraban encima... era una euforia tan increíble. Ellos estaban muy preocupados porque, gracias a Dios aunque yo gozo de muy buena salud, tenían cierto temor de que me sucediera algo, que me diera un infarto, porque a mí me dio un escalofrío tremendo, pero no me pasó nada”, dice todavía un poco afónico.
En ese momento de celebración, lo primero que don Carlos hizo fue agarrar una imagen de la Virgen de los Ángeles que su madre le había regalado años atrás, se hincó y agradeció por el gol. Minutos más tarde hizo lo mismo por el triunfo.
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“Yo le estuve rezando durante todo el partido y cuando dieron el pitazo final me arrodillé y ahora sí le agradecí a la Virgen. Y es que yo le doy gracias porque nosotros los cartagos hemos tenido tanta fe en ella, en tantas situaciones: cuando se vivió lo del volcán Irazú, en las inundaciones... entonces ¿por qué no íbamos acudir a ella con el fútbol? Lo de anoche fue algo simplemente impactante”, afirma.
Don Carlos es de esos aficionados que nunca perdió la esperanza en su equipo, él siempre tuvo la fe de verlo levantar la copa. Más aún en este torneo: cuando en las semifinales le ganaron al Club Sport Herediano, vio que era posible ganarle también a la Liga.

Ahora el aficionado y exjugador no puede evitar recordar todo lo que pasó por su equipo, principalmente cuando todavía era uno de sus jugadores. La experiencia que más lo marcó fue durante un partido contra San Ramón, en el Estadio Fello Meza.
“En un partido, cuando San Ramón estaba en primera división, a un muchacho de apellido Barboza le tiraron una bola larga y yo fui a barrerlo, pero donde lo barrí él me cayó encima y de un solo puñetazo me rompió la boca. Sufrí una fractura en la nariz, perdí como cuatro dientes y tuve que usar un puente metálico y quedé inconsciente. Me llevaron al camerino y cuando desperté estaba ensangrentado”, recuerda.
Pero hoy, para él todo lo vivido y sufrido valió la pena.
“Todo sea por Cartaguito”, dice entre risas.

Al finalizar el partido, sus hijos Juan Carlos e Ignacio no lo pensaron para irse a la Plaza Mayor cartaginesa a celebrar con la afición. Sin embargo, una tos necia y un dolor de garganta molesto obligaron al veterano guerrero a quedarse en la casa y ver la celebración por televisión. A sus 70 años prefiere no arriesgarse.
“Me parecía increíble lo que estaban viendo mis ojos. La Plaza Mayor era una barbaridad y yo me preguntaba: ¿pero de dónde salen tantas cartagos?, ¿dónde estaban metidos? Eran tantos carros y tanta gente a las 4 a. m. Siempre nos han tildado de que somos muy conservadores y que nos vamos temprano a la cama y ya quedó demostrado que no es así”, añade.
Por otra parte, don Carlos recordó a su tío Aníbal Loria, quien fue el director técnico la última vez que Cartaginés había sido campeón en 1941, allá en el Estadio Nacional, cuando le ganó 4-3 a Heredia.
