
El 19 de junio de este año, un nuevo libro encontró un espacio en las gigantescas estanterías del Cementerio de los Libros Olvidados.
En esos pasadizos secretos y oscuros, debajo de las misteriosas calles de Barcelona, una portada con el nombre de Carlos Ruiz Zafón, anunciaba su partida del mundo terrenal hacia el universo eterno de las letras.
Y mientras el círculo literario se tragaba con amargura la triste noticia del desenlace del cáncer de colon, que lo tuvo en plena lucha desde el 2018, muchos de sus seguidores pensamos que quizás ya estaba posado en algún lugar alto de su natal Barcelona.
Como el dragón que solía ser, vigilando el pasar de la multitud y saboreando un suculento caramelo Sugus al lado de uno de sus personajes más carismáticos, Fermín Romero de Torres.
Zafón amaba los dragones y confesaba que la identificación se trasladaba a sus libros, donde la noche, las tinieblas y una actitud poco sociable, formaban parte de su personalidad y también de sus obras.
Y aún cuando su partida se antoja temprana, a los 55 años, la herencia de Zafón es vasta y no solo por sus ediciones célebres como La sombra del viento, sino también por sus predecesores, sus libros de perfil más juvenil, El príncipe de la niebla, El palacio de la medianoche y Las luces de septiembre -recogidos en la Trilogía de la niebla– y Marina, títulos que capturaban al lector con el mismo encanto de sus obras más consagradas.
Como si hubiera pensado en no dejarnos en total desconsuelo con su muerte, este fin de año llega a nuestras manos su obra póstuma, La ciudad de vapor una compilación de once relatos, muchos de ellos inéditos, que promete suavizar la tristeza por la partida y alargar la lista de seguidores de Zafón.
En esta nueva obra, los lectores nos encontramos con viejos amigos, pues el libro fue concebido como un homenaje para los más fieles seguidores de los laberintos mágicos de El cementerio de los libros olvidados. Hay secretos, suspenso y magia, la esencia de Zafón en un libro que se ha convertido en consuelo y con numerosas ventas, como era de esperarse ante la partida del autor.
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Carlos Ruiz Zafón nació el 25 de setiembre de 1964, se preparó en Ciencias de la Información y trabajó muchos años como creativo en agencias de publicidad, chispa y capacidad que trasladó a las letras, cuando decidió mudarse a Los Ángeles, Estados Unidos, donde se dedicó a la literatura y donde falleció, alejado del foco de atención de muchos. Bien decía que le tenía fobia al “esnobismo y a la papanatería mental”.
El de 1993 se marca como el del arranque oficial de su carrera. Decantado por novelas de índole juvenil, que combinan el misterio con relatos tenebrosos, sumerge al lector en obras cautivadoras y de suspenso. Y no se deje confundir por el hecho de que son textos recomendados para jóvenes, una vez que lo abra sentirá la inmediata conexión que lograba Zafón con sus lectores.
Es en el año 2001 cuando da un paso al frente en busca del público adulto, y es ahí donde aparece La sombra del viento, que rápidamente se convirtió en un éxito a nivel mundial y a la cual le sucedieron títulos como El juego del ángel, El prisionero del cielo y El laberinto de los espíritus.
Cualquiera que haya pasado por las páginas de sus obras, se siente familiarizado con la librería de la familia Sempere y hace propias las aventuras de todos sus personajes, desde los más carismáticos hasta los más oscuros. Pero no nos llamemos a engaños, Fermín es el favorito de todos.
Su refugio de escritor se mantuvo situado en Los Ángeles, donde el color y temperatura lo ponían de buen humor, pero su alma creativa permaneció en Barcelona, esa ciudad que nos revela en cada página, diferente a la visión de un turista, pues nos lleva por callejuelas oscuras y con pasos llenos de suspenso e intriga.
Leer a Zafón es exactamente como que alguien te tome de la mano y te lleve por las calles históricas y cubiertas de sombras de Barcelona, es cruzar las Ramblas y terminar en la librería de la familia Sempere; es percibir el olor de libros viejos y obras clásicas; es sentarse a mirar el trajín de las personas en el día de la fiesta de Sant Jordi, es mirar la ciudad desde Montjuic, es encontrarse amarrado por siempre a su trama mágica y misteriosa.
Uno de los mejores novelistas contemporáneos, el español más leído después de Cervantes, el autor que conquistó el universo literario, son algunos de los atributos de este escritor que encontró la fórmula para conquistar a miles de lectores sin necesidad de que los reflectores se posaran de manera constante sobre él.
Le sobrevive su esposa Mari Carmen Bellver, su compañera de aventuras, la primera lectora y la más crítica de sus escritos, la cual tiene en sus manos el legado de Zafón, así como la administración de las propiedades que juntos fueron adquiriendo con el éxito de sus obras, tanto en Estados Unidos como en España. No tuvieron hijos y caminaron juntos cerca de tres décadas.
“Cada libro, cada tomo que ves, tiene el alma de quien lo escribió y el alma de quienes lo leyeron y viviendo y soñaron con él”, así tal cual lo describe en La sombra del viento, así quedarán sus obras en la memoria y el corazón de todos los que alguna vez, recorrimos Barcelona de la mano de Carlos Ruiz Zafón.
La autora es periodista.