
¿Qué es lo primero en lo que piensa cuando le mencionan San Carlos?
Posiblemente se imagine el imponente volcán Arenal, que sobresale entre las montañas del lugar y que se aprecia desde cualquier punto de La Fortuna. O bien, piensa en las aguas termales que en cuestión de minutos son capaces de relajar y quitar el estrés diario, con solo el sonido del agua cayendo entre las pequeñas cascadas.
Sin lugar a dudas, estas son dos de las principales atracciones que tiene el cantón de la zona norte y que lo convierten en uno de los destinos favoritos para vacacionar entre los ticos y extranjeros.
Esto ha favorecido un gran desarrollo turístico entre sus pueblos, principalmente en La Fortuna: hay hoteles, restaurantes, tours de todo tipo e incluso se han construido parques acuáticos.
Sin embargo, más allá de su majestuoso volcán y sus exquisitas aguas termales, existe un paraíso natural, que se extiende a lo largo del cantón alajuelense. También son destinos turísticos, pero según los pequeños empresarios de la zona, son lugares que buscan más los extranjeros que los mismos costarricenses.
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Se trata de cataratas, reservas biológicas, lagos ocultos entre los bosques, jardines botánicos, mariposarios, cavernas e incluso existe un lugar en el que los indígenas Maleku realizan sus ceremonias.
La mayoría son proyectos pequeños, que los mismos vecinos se han encargado de desarrollar, mediante asociaciones comunales, para que los turistas disfruten, al igual que ellos, el paraíso natural que tienen al frente.
Así que tome nota para que en su próximo viaje a San Carlos no desaproveche ni un minuto y que complemente su paseo a las aguas termales y al volcán, con otras opciones turísticas, que tal vez no ha visitado antes.
Catarata Río Fortuna
Escondida entre los árboles y las montañas, a tan solo 10 minutos de La Fortuna, hay una catarata de aproximadamente 60 metros de altura y a la que se puede llegar únicamente a través de un sendero.
Se trata de la catarata Río Fortuna, la cual se encuentra ubicada en una reserva biológica de 85 hectáreas de bosque húmedo tropical y forma parte del Parque Nacional Volcán Arenal.
La catarata está a unos 520 metros sobre el nivel del mar y para llegar a ella los turistas deben realizar un recorrido de aproximadamente 500 metros bajando escalones.
Pese a que son bastantes gradas las que hay que bajar (y posteriormente subir), es una experiencia con un valor natural único, la cual está acompañada por el sonido de las múltiples aves y demás animales que se encuentran durante el recorrido.
“Durante la caminata los turistas podrán encontrar tres puentes que tendrán que cruzar y que, además, son un tipo de miradores, pues tienen por un lado unas vistas muy bonitas del bosque, que no ha sido alterado, y por el otro, la catarata”, detalla Carlos Varela, secretario ejecutivo de la Asociación de Desarrollo Integral de La Fortuna, que administra el proyecto.
El recorrido para llegar a la catarata tarda aproximadamente 15 minutos. Eso sí, el regreso es un poco más lento, pues hay que subir escalones… muchos escalones.
Al llegar, los turistas se encontrarán no solo la majestuosa catarata, a la que los expertos no recomiendan desafiar pues es bastante turbulenta, sino que a su alrededor también hay un lago, donde las personas que así lo deseen, se pueden bañar mientras contemplan la naturaleza que les rodea en todos sus extremos. Este es es un proyecto que se comenzó a desarrollar en la década de 1980, cuando se dio un parcelamiento en la zona y comenzó a tomar más valor el turismo en San Carlos.
Sin embargo, de acuerdo con Varela, el destino turístico es más conocido por extranjeros que por nacionales. Eso sí, reconoce que durante la pandemia incrementó la cantidad de ticos que se han interesado en hacer un tour.

“Esto se debe, principalmente, a que el extranjero anda buscando más naturaleza y les encanta este tipo de senderismo, donde hay que ir a ver una cascada y en la que se pueden ir a bañar. Mientras que los nacionales se inclinan más por aventura como el canopy y el rafting.
“Sin embargo, el aumento de turistas nacionales ha sido significativo desde el 2020 y este año la han visitado más nacionales que extranjeros”, comenta Varela.
La reserva ecológica es administrada por la Asociación de Desarrollo de la zona; por ello, todas las ganancias obtenidas, se invierten en la misma comunidad de La Fortuna, que ha procurado embellecer la zona.
En el sitio hay parqueo, un restaurante, duchas y vestidores; también los visitantes pueden realizar un pequeño tour de orquídeas. Se permiten alimentos, aunque no recomiendan que sean muy pesados, para que el regreso de la caminata sea más ligero.
La catarata está abierta al público de 8 a. m. a 4 p. m., de lunes a domingo, y las entradas tienen un costo de $9 nacionales y $18 los extranjeros.
Para conocer más acerca de la catarata puede escribir a la página web www.cataratalafortuna.com. La catarata se encuentra ubicada exactamente a un kilómetro al sur y seis al oeste de la iglesia de La Fortuna.
Ecocentro Danaus
Una gran variedad de plantas, así como perezosos, la rana roja venenosa y un criadero de mariposas forma parte de lo que el Ecocentro Danaus esconde entre sus árboles.
Esta es una pequeña reserva biológica creada por habitantes de la zona con el fin de conservar el paraíso natural del cantón y es un proyecto que ya suma 25 años.
“Al principio esto era un área de potrero, que era utilizado para la ganadería. En ese entonces habían solo tres árboles y ya ahora hay áreas boscosas, específicamente de bosque secundario”, explica Xinia Vargas, administradora del ecocentro.
Al inicio se creó con la intención de criar y exportar mariposas; sin embargo, con el paso de los años se decidió optar por la reserva biológica. De hecho, Danaus, como se llama el ecocentro, proviene del nombre científico de la mariposa monarca.
Dentro hay una laguna donde se pueden observar caimanes y tortugas lagarto. También, fácilmente, se pueden apreciar chocuacos y una gran cantidad de aves que anidan allí.
Además, hay un sendero de aproximadamente 800 metros con varios miradores, donde los visitantes pueden contemplar la naturaleza. Este es un sendero accesible para todo el público.
No obstante, más allá de la belleza natural que alberga el lugar, está la riqueza cultural, pues allí se puede conocer más acerca de los indígenas Maleku.
El recorrido incluye la visita a una pequeña casa cultural Maleku, donde habrá indígenas esperando a los visitantes, para contarles un poco más sobre sus costumbres y tradiciones.
Allí tienen exhibición de jícaras, maracas y la artesanía que ellos mismos elaboran y que utilizan como parte de su cotidianidad. Además, en ese sitio realizan sus ceremonias.
“La ceremonia cultural indígena tarda aproximadamente una hora. Allí tocan los tambores, hacen la danza cultural e invitan al visitante a bailar, también a tocar los tambores y hablan en el idioma indígena. También profundizan más en su cultura y se visten con sus trajes indígenas, que hacen con la madera”, explica Vargas.
La reserva biológica, además, cuenta con programas de educación ambiental, de reforestación y de voluntariado, así como caminatas nocturnas donde se puede presenciar otro ecosistema.
La reserva biológica se encuentra en La Fortuna de San Carlos, específicamente a 10 kilómetros de la catarata.
El ecocentro se encuentra abierto al público de lunes a domingo, de 8 a. m. a 4 p. m., y las entradas (que incluyen un guía) tienen un valor de $15 para nacionales y $26 para extranjeros; sin embargo, para presenciar las ceremonias Maleku se debe pagar un costo adicional.
Para conocer más sobre el sitio, puede ingresar a la página web www.en.ecocentrodanaus.com.
La Montaña Sagrada
Al pie del Parque Nacional Juan Castro Blanco, en la comunidad de San José de la Montaña, nueve kilómetros al este de Sucre de Ciudad Quesada, San Carlos, se ubica la reserva natural Montaña Sagrada.
El sitio fue bautizado así por el padre Sancho, un sacerdote muy conocido en Ciudad Quesada, tras conocer las bellezas que se encuentran entre las montañas que lo conforman.
“Se le llama la Montaña Sagrada porque es vida, cuenta con una belleza escénica impresionante, realmente es una maravilla”, afirma Adrián González, presidente de la Asociación Pro Desarrollo del Parque Nacional del Agua Juan Castro Blanco (Apanajuca).
Este lugar de 14.000 hectáreas también es conocido como el Parque del Agua, ya que aquí se genera el recurso hídrico para aproximadamente 200 comunidades, según explica González.
Dicha asociación en conjunto con el departamento de Gestión Social y Ambiental de Coopelesca, desarrollan el proyecto turístico con el objetivo de que siempre sea sostenible, porque “nosotros no podemos hacer algo que dañe el ambiente, porque el área es muy sensible”.
Allí hay un sendero de aves, también un sendero de mariposas, así como diversidad de flora y fauna. Más de 144 especies de aves entre ellas el quetzal y el jilguero, aunque también se pueden encontrar algunos mamíferos.
En total, el trayecto por los senderos es de aproximadamente cuatro kilómetros. También, caminando entre las montañas, los visitantes podrán encontrarse con una catarata. Sin embargo, el atractivo más grande de este sitio es la laguna Pozo Verde, que con sus hermosos tonos esmeralda es capaz de cautivar a cualquier persona que presencie su belleza. Según explica González, este es el cráter del volcán Platanar.

En este sitio las temperaturas varían entre los 9º y 18º centígrados y eso es lo que favorece a que este sitio sea un generador de agua por excelencia.
“En Pozo Verde uno puede llegar y el clima está de verano, y de un pronto a otro se empieza a nublar y queda completamente nublado y esa es la parte importantísima del parque, porque eso es lo que produce el agua y si queremos desarrollar San Carlos tenemos que cuidar este parque porque aquí es donde sale todo el agua para todo el cantón y más allá”, añade el presidente de la Asociación.
Este es un paraíso natural, en el que se está trabajando constantemente en el desarrollo turístico. Actualmente, se está habilitando un sendero que lleva hasta un sitio en donde se ubican unas minas y cuevas, que fue rescatado por la comunidad de una empresa que anteriormente explotó el sitio.
Hay parqueo, servicios sanitarios, duchas, casilleros y cafetería. El sitio abre de 7 a. m. a 3 p. m. de lunes a domingo.
La entrada a este sitio tiene un costo de ¢2.500 para nacionales y $13 extranjeros. En el caso de los menores de edad, pagan ¢1.000. La entrada principal al sitio es por San José de la Montaña, en Ciudad Quesada.
Para conocer más sobre este sitio, las personas pueden ingresar a la página web www.coopelescatours.com.
La belleza continua
Dentro de la comunidad de Juanilama, se encuentra una reserva ecológica del mismo nombre, la cual está conformada por un bosque de 25 hectáreas. Allí, escondida entre los árboles y las montañas, se encuentra una impresionante catarata: La Leona.
Además, abunda una gran variedad de tipos de abundantes árboles que se entremezclan con la vegetación selvática, en donde habitan animales como monos aulladores, monos araña, guatusas, tepezcuintles y venados, entre otros reptiles, anfibios y aves.
La Reserva Ecológica Juanilama se encuentra a siete kilómetros al norte de Santa Rosa de Pocosol. Por allí pasa el río Pocosol y además es atravesada por la quebrada La Leona. La entrada se encuentra frente a la iglesia católica Juanilama de Santa Rosa de Pocosol.
Esta es una pequeña comunidad que alberga cerca de 100 habitantes, quienes en su mayoría se dedican a la ganadería, producción de leche y sus derivados y han sabido cómo sacarle provecho a su pueblo a través de su trabajo.
Allí se practica la agricultura de productos como piña, plátanos y tubérculos, pues las condiciones húmedas de la zona lo favorecen, por lo que los visitantes pueden disfrutar de estos tours, donde aprenderán a sembrar, así como las bondades de la tierra.
La entrada a la Reserva Biológica Juanilama va desde los $10 hasta los $35, dependiendo del tour que se elija y los cuales se pueden conocer a través de la página web www.turismoruraljuanilama.org
Y si de tours diferentes se trata, también están las cavernas del Venado, las cuales se encuentran aproximadamente a tres kilómetros al este de la comunidad de Venado y a unos 45 minutos de La Fortuna.

Allí los visitantes podrán introducirse dentro de las cuevas, que en algún momento estuvieron bajo el mar. El sitio está abierto todos los días de 8 a. m. a 3 p. m. y la entrada tiene un costo de $28, que incluye botas, casco, linterna, guía y acceso a una piscina.
Para conocer más del sitio puede visitar la página web www.cavernasdelvenadocr.com.
