
Hasta hace poco, miles de voces y rostros fueron expulsados –y siguen siendo relegados– del imaginario colectivo. Las personas sexualmente diversas quedaron borradas de los registros y confinadas a rumores, redadas y discursos criminalizantes, pero sus memorias no se dejan enterrar.
Ese pulso de resistencia late en conversaciones, grabaciones, cartas, obras de arte e incontables lenguajes que conforman los archivos cuir: tejidos que se cruzan entre generaciones y, además de rescatar el pasado, abren espacios comunitarios en el presente.
En ellos conviven múltiples formatos y propósitos diversos: lo personal y lo artístico, la investigación y el juego, la imaginación y la ficción. La curadora Marga Sequeira explica que esta práctica revisa documentos oficiales, pero también aquellas versiones ausentes de las narrativas institucionales, académicas o mediáticas. Y aunque es una labor realizada con determinación, casi siempre se hace “con las uñas”.
“Las condiciones de trabajo son paupérrimas: nos enfrentamos a una gran precarización. No hay fondos, condiciones materiales, ni recursos materiales, humanos, simbólicos (...). Estamos tratando de recuperar ese conocimiento, esas memorias, ese afecto, esas experiencias de vida de personas que quedaron plasmadas y registradas en diferentes formatos, desde el respeto, la empatía, la reivindicación”, señaló Luis R. Herra, investigador del archivo Seropositivo.
LEA MÁS: El desgastante proceso para transicionar de género en Costa Rica

Una escena frecuente es la lectura de noticias periodísticas de los años 70 y 80, y si se pudiese de mucho antes también. Entre páginas amarillentas, se reconoce la discriminación que marcaba la época, así como los mecanismos de supervivencia que mantuvieron viva a la comunidad, aunque estos suelen aparecer entre líneas.
“Los archivos narran de dónde venimos y cómo llegamos al lugar donde estamos, pero también nos ayudan a generar comunidad, a imaginar futuros posibles a partir de la valoración de los conocimientos que hemos producido durante décadas o siglos, y que no han sido registrados”, acotó Mar Fournier, del Archivo de Memoria Social Trans Costa Rica.
Tal como ha sucedido en otros países de Latinoamérica, los archivos cuir de Costa Rica buscan ser más que repositorios; organizan lo propio, visibilizan injusticias y exigen cuentas, sobre todo al Estado que ha suprimido las vivencias LGTBIQ+.
LEA MÁS: Así nació el Museo de Arte Transfemenino: Entrevista con Rojo Génesis, directora y fundadora
Y aunque hablar y escuchar permite hilar saberes colectivos históricamente silenciados, la existencia de estos archivos no significa que las barreras hayan desaparecido; más bien, evidencian que la deuda histórica persiste y que la reparación estatal e interseccional sigue pendiente.
“Lo que no se nombra, no existe”, suelen decir. Por eso, los archivos cuir preservan aquellas memorias, que intentaron borrar, con testimonios de resistencia, identidad y comunidad.
Este jueves 14 de agosto se realizará el conversatorio ‘Preservar lo invisible’ con les expositores Luis R. Herra, Mar Fournier y Marga Sequeira en el marco de la exposición Abstractio Cuir, abierta al público en el Centro Cultural de España (CCE), en barrio Escalante, hasta el 21 de setiembre.
LEA MÁS: Sala IV respalda veto a menores en acto de cierre de la marcha de la diversidad Pride 2025

