Es probable que usted conozca a alguien –usted mismo incluido– que practique CrossFit. Puede que esa persona hable muchísimo sobre CrossFit. Puede, también, que usted no tenga del todo claro qué es CrossFit y, sobre todo, de dónde salió.
Durante el último lustro, la popularidad de los gimnasios convencionales ha mermado; en su afán por probar nuevos deportes, impulsados por un deseo competitivo, o simplemente por curiosidad, cada vez más personas han decidido probar el CrossFit, una práctica deportiva que combina distintas técnicas y que nació en Estados Unidos hace unas dos décadas.
Nuestro periodista Alessandro Solís decidió investigar las razones de la popularidad del deporte y, en especial, por qué alguien querría someter su cuerpo a algo que, como lo admite el propio creador de CrossFit, podría matarlos.
Si usted ha escuchado hablar sobre el CrossFit, probablemente tiene una opinión al respecto, y esa opinión depende de si usted practica el deporte o no. Quienes entrenan CrossFit defienden el método por sobre toda cosa, y quienes lo ven desde lejos se preocupan por las lesiones y problemas de salud que podría traerle a sus practicantes.
El CrossFit es un método de entrenamiento físico que nació en Estados Unidos hace dos décadas, y que desde comienzos del milenio empezó a esparcirse a otros países. A Costa Rica llegó hace unos cinco años, y ahora es el país centroamericano con mayor penetración de CrossFit.
Supe del CrossFit por publicaciones de personas conocidas en redes sociales, por memes de Internet y porque varios compañeros de trabajo lo practican y he observado cómo entre ellos solo hablan de la rutina de ayer, las lesiones que les causó y lo chiva que es ser crossfitero. Incluso me parece interesante la forma en la que el CrossFit une a las personas en sus propias burbujas de adrenalina e intensidad.
Hablando con personas que practican otras dinámicas deportivas, surgió la duda de si el CrossFit es un tipo de entrenamiento físico que se hace por moda, por salud o por estar en forma sin importar las consecuencias. Lo que no esperaba cuando empecé a pensar en escribir un artículo al respecto era que iba a terminar entendiendo tanto a quienes practican CrossFit como a quienes lo critican frecuentemente.
Conversé con entrenadores y practicantes de CrossFit, leí todo lo que pude sobre la empresa y su sistema para mejorar la condición física, y logré concentrarme durante unos días en un mundo que me es 100% ajeno. La conclusión: ¡que viva la libertad individual!
—Alessandro Solís
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