Revista Dominical

El sueño de la empresa propia

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Comienza el día menos esperado, con un escozor en las manos o una pregunta sin respuesta. El hecho es que se atraviesa y estorba. Incomoda. Cuesta mucho ponerle nombre a ese desconcierto: de repente ya no querés hacer lo que haces. Es muy confuso, sobre todo cuando tu trabajo es bueno, estable y hasta satisfactorio.








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