Si hay algo que quedó claro tras el ansiado campeonato obtenido por el Club Sport Cartaginés, es que don Luis Alberto Morales es un hombre de palabra: lo que promete lo cumple; y la noche del miércoles 6 de julio así lo demostró a todos sus vecinos, en Paraíso de Cartago.
En el 2001, Chiza, como lo conocen en el barrio, hizo pública una promesa: no se cortaría el cabello hasta que Cartago, el equipo de sus amores, quedara campeón.
Don Luis Alberto a veces perdía la esperanza de que eso pasara, pero confiaba en los brumosos y nunca perdió la fe. Eso sí, su melena creció libre por más de dos décadas.

“Toda la vida esperando ese triunfo... qué triunfo. Yo siempre estaba en la primer fila del estadio, es que siempre voy a apoyar y siempre tuve la fe de ver a Cartago campeón, por eso hice la promesa, porque tenía la esperanza”, afirma.
La noche del 6 de julio, a falta de un minuto para que el árbitro pitara el final del juego en el Morera Soto y de que Cartago se proclamara campeón, las maquinas de afeitar comenzaron a sonar con más fuerza. No eran una, ni dos, sino varias afeitadoras que sus vecinos habían llevado a la casa de Chiza para cortarle su rizada melena, esa que por más de dos décadas lo caracterizó.
“Duré 21 años sin hacerme nada, pero se me hizo, el sueño se me hizo realidad. Y ahora sí: Cartago campeón, Chicita pelón. Ese día vinieron los vecinos y me raparon, todos querían cortarme el pelo, sobraban las maquinas para cortarme el pelo. Todo mundo me vio”, narra entre risas.
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Pero ese día no solo él tenía esperanzas, sino también todo el barrio, que se reunió en su casa para presenciar aquel triunfo histórico.
En la casa de Chiza había tambores y panderetas. Todo el mundo gritaba mientras veían a su equipo imponerse sobre Alajuelense.
“Estábamos en un puro temblor. Ya cuando se fueron a tiempos extra y Cartago metió el gol todo el mundo empezó a pedir la maquinilla y yo le decía: ‘suave, faltan 15 minutos’. Ya cuando faltaba casi un minuto ya me habían empezado a rapar porque decían que luego yo no cumplía la promesa... pero diay, una promesa es una promesa.

“Imagínese que mi esposa siempre me decía que ese pelo qué, que cuándo me lo iba a cortar y yo que no, que una promesa era una promesa”, afirma.
Don Luis confiesa que lo más gracioso fue que el jueves 7, un día después del partido, cuando fue a la clínica pues tenía una cita y nadie lo reconoció.
“Es que imagínese: eran 21 años con esa melena y ya nadie me conocía, menos con gorra, nadie lo conoce a uno”, asegura.
Y agrega bromeando: “Vieras que frío que hace en la cabeza, tengo la jupita blanquitita”.
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Chiza esta agradecido con el triunfo, pues asegura que ya eran “64 años de estar en esta preocupación”. Además, dice que este era un triunfo dedicado a todos esos cartagineses que no pudieron ver a su equipo campeón.
“Mi suegro hubiera cumplido 82 años años el miércoles 6 de julio, pero nunca lo vio ser campeón, no pudo. Hubo mucha gente que no lo pudo ver...”, asegura.
Tras celebrar el merecido triunfo, Chiza ahora no se cambia por nadie Esperó muchos años para experimentar esta satisfacción... y la cabeza pelona.
