
Carlos Luis Fallas Sibaja, Calufa, empezó a redactar una historia en su máquina de escribir. Con pasión, paciencia y detalle escribió 58 páginas de la novela Rojo y Verde, misma pasión que plasmó en historias como Mamita Yunai, Marcos Ramírez y Mi madrina. Sin embargo, en mayo de 1966, a los 57 años de edad, un cáncer le impidió terminar su obra, que dejó inconclusa en una coma (,), en suspenso.
Solo existen dos ejemplares de esta novela que nunca fue. Ambos pertenecen a Rosibel Morera, hija de la esposa de Calufa, Zahyra Agüero, y heredera del escritor. No obstante, la custodio de las obras cedió uno de los ejemplares al Instituto Cervantes, de Madrid. El segundo ejemplar de Rojo y Verde quedará en Costa Rica, como parte de la Colección Carlos Luis Fallas del Archivo Nacional.
Estas 58 páginas algo amarillentas, que Calufa redactó en su propia máquina de escribir, reposará en la bóveda de los tesoros de la literatura en español. La Caja de las Letras del Instituto Cervantes eso justo eso, una habitación blindada igual a como usted imaginaría la bóveda de un banco, con una enorme y pesada puerta redonda.
De hecho, la cámara acorazada se ubica en la antigua bóveda del Banco Español del Río de la Plata, en el Edificio de las Cariátides (sede del Cervantes), e incluye más de 1.800 cajas que abarcan muchos de los grandes nombres de la cultura en español. Fallas será el primer costarricense en ingresar a esta selecta lista.

El legado de Calufa fue cedido por Rosibel Morera al Instituto Cervantes gracias a la gestión del escritor costarricense Carlos Cortés, miembro del Consejo Consultivo de Centroamérica Cuenta, el festival literario más importante del istmo.
Cortés, quien fue el encargado de solicitar el valioso donativo, explicó a Áncora que Morera “accedió gustosa” a que la obra de Calufa sea resguardada en la “cápsula del tiempo” más importante de la cultura hispanoamericana.
“Hay una importante revalorización del legado de Calufa en España. Estamos hablando de un manuscrito inédito y, por lo tanto, muy valioso. Es un acontecimiento histórico, la figura de Fallas ha sido recuperada en los últimos años. De hecho, salió una edición crítica de Mamita Yunai en la Editorial Cátedra”, detalló el escritor.

El legado de Carlos Luis Fallas será entregado en la Caja de las Letras este 22 de setiembre. La obra será presentada por el escritor nicaragüense, Sergio Ramírez, fundador del festival Centroamérica Cuenta, con la embajadora de Costa Rica en España, Adriana Bolaños, como testigo.
Según Cortés, Ramírez tuvo un especial interés en que Calufa fuera el primer autor costarricense en ingresar en la Caja de las Letras, esto debido a su prominente carrera, con especial mérito debido a que fue un escritor autodidacta. Fallas también fue sindicalista, líder del Partido Comunista, diputado y héroe de la guerra civil de 1948. Además, fue declarado Benemérito de la Patria en 1977.
“Fue un autor muy celebrado durante su época, todavía hasta los años 80. Pablo Neruda le dedicó un poema a Calero, personaje de Mamita Yunai, en su obra Canto General (1950). El diario de Ernesto Che Guevara menciona que leyó Mamita Yunai cuando pasó por Centroamérica. En 1962 ganó el Premio Iberoamericano de Novela, de la Fundación William Faulkner de Estados Unidos, para la novela Marcos Ramírez“, recapituló Cortés.
Con Mamita Yunai, su primera y más conocida novela, Calufa describió y evidenció la desigual Costa Rica bananera de mitad del siglo pasado, una sociedad que él no solo vio, sino que la vivió en sus propias carnes, debido a sus múltiples trabajos para la United Fruit Company en Limón.

Asimismo, como mencionó Cortés, la obra de Calufa fue analizada por el poeta chileno, Pablo Neruda, quien con su Canto General le dio notoriedad internacional.
Una histórica fotografía, publicada originalmente en papel periódico, muestra a Fallas junto al poeta cubano, Nicolás Guillén, el poeta turco Nazim Hikmet, y el citado Neruda. Según Cortés, esta imagen se capturó en los 1952 en Berlín, capital de Alemania, y forman parte de la colección Víctor Manuel Arroyo, primer biógrafo de Calufa.

El público general reconoce que Fallas supo transformar su experiencia vital en obras de literatura transformadoras, que removieron los cimientos de la sociedad costarricense. Sus historias están impregnada de crítica social, incluyendo la mención y recreación de movimientos sociales, como la Gran Huelga Bananera de 1934, que movilizó miles de trabajadores y provocó una de sus varias visitas a la cárcel.
De esta forma, casi 60 años después de su muerte, al otro lado del océano Atlántico, el Instituto Cervantes reconoce la obra transformadora de Calufa, y la coloca entre las mayores joyas de la literatura hispana.
Se pueden realizar visitas virtuales de esta colección importante para la cultura.

