Cartago. Por las situaciones insólitas que rodean su historia, el Cartaginés se ha convertido en un club de novela en el futbol costarricense, y ahora un nuevo pasaje se suma a la tradición de curiosidades blanquiazules.
Como aviones negros en escala, decenas de zanates están asolando los trabajos de renovación del césped del estadio Fello Meza, al comerse las semillas del pasto variedad quicuyo sembradas hace pocos meses.
Iván Mraz, director general del Cartaginés, dijo que hace varias semanas observaron extrañados como en la película de Alfred Hitchcock, nubes de pájaros que llegaban a posarse a la gramilla por largo tiempo.
"El resultado de esas visitas aéreas nos alarmó, pues en algunos sectores de la cancha la semilla no germinó porque las aves se la comieron. El problema alcanzó tal magnitud que nos vimos obligados a resembrar".
El checo agregó que aunque la situación ha ocasionado un atraso, se declaró una guerra abierta contra la plaga y el 9 de setiembre el Fello Meza será el escenario del partido contra Herediano, correspondiente a la fecha cuatro del torneo Apertura.
Casa ajena
El Cartaginés empezó el campeonato en el estadio José Joaquín Quincho Barquero de Paraíso, justamente por los trabajos de renovación de la gramilla iniciados el 26 de abril, los cuales están previstos para concluir a finales de este mes. La obra de restauración, que consistió en levantar la antigua grama y sembrar completemente el campo con la nueva variedad, tiene un costo superior a los ¢9 millones.
En tono jocoserio, Mraz dijo que hasta habían pensado en poner un espantapájaros para ahuyentar a los zanates.
"En mi país República Checa, los agricultores utilizan estas figuras para ahuyentar las bandadas de aves dañinas, como esta que estamos afrontando".
José Molina, encargado del mantenimiento de la gramilla, dijo que la fórmula para contrarrestar a los zanates ha consistido en lanzar veneno granulado al pasto, "lo que nos ha permitido exterminar a más de 400, pero siguen llegando".
No son ticos
La agrónoma Fanny Bonilla, consultada por La Nación , explicó que esta especie no es nativa de Costa Rica. "Llegó al país como parte de una migración normal, no tiene un enemigo natural aquí, por lo que su población crece descontroladamente.
"Es un ave depredadora. Aunque se alimenta preferiblemente de semillas, es capaz de comerse los huevos de otros pájaros. Es muy agresiva con las especies vulnerables, y come casi de todo", precisó.
En bibliografía consultada, se estableció que el zanate existe en México y Centroamérica, donde también se le identifica con el nombre de quiscal. Es de plumaje negro, con reflejos metálicos, y su nombre científico es Quizcalus nicaraguensis.
Otro agrónomo, el actual director ejecutivo de la Cámara de Comercio de Cartago, Juan Manuel Monge Navarro, dijo que no le sorprendía la situación insólita que se vive en el Fello Meza, pues una plaga de zanates fue detectada desde hace varios meses en el cantón central de Cartago, especialmente en los barrios del sur y también en la Plaza Mayor, donde los árboles sirven de paradero nocturno a las aves.
Los zanates, precisaron Bonilla y Monge, poseen la particularidad de ser "muy confianzudos" y hasta pueden introducirse a las casas de habitación. Son muy temerarios y agresivos, si se ven amenazados bajo ciertas circunstancias.
"Existe una especie similar, oriunda de México, por lo que se duda si esta ave es originaria de ese país o de Nicaragua", explicó Bonilla.
La agrónoma comentó que el zanate es confundido a veces con el ave nacional conocida como tijo, principalmente por su color.
"Pero el tijo ëcanta, mientras que el zanate grazna, y también poseen patrones de conducta diferentes", precisó.
Los zanates, inquilinos indeseables del Fello Meza, se han sumado así al conjunto de situaciones insólitas que rodean la historia del decano del futbol nacional. La más conocida es una presunta promesa incumplida, tras el título alcanzado en enero de 1941, que le impide al equipo campeonizar desde entonces.