Berlín . La irrupción de Italia como campeón del Mundo ha generado un inesperado vuelco en el panorama universal del voleibol femenino, forzado a saludar la presencia de un nuevo e inesperado inquilino entre el glorioso altar de este deporte.
El primer campeonato del Mundo del siglo XXI ha impuesto una jerarquía muy diferente a la habitual a pesar de que las apuestas apuntaban a los clásicos como valores seguros.
El cetro universal ya no es cosa de cuatro y puede que sea la advertencia clara a la llegada de nuevos tiempos. Mientras equipos como China y Rusia se felicitaban por la abdicación de Cuba, dominadora absoluta en la última década, selecciones como Estados Unidos e Italia se acomodaban para afrontar con garantías la disputa del título.
Y al final, los transalpinos han esculpido su nombre en el historial del torneo, hasta ahora un coto cerrado para las rusas -cinco títulos para la antigua Unión Soviética- cubanas y japonesas -tres cada una- y chinas -dos campeonatos.
Mientras el equipo nipón certificaba la crisis de los últimos tiempos -no llega a semifinales desde 1982-, el conjunto caribeño asumía el final de su reinado tras ejecutar un esperado cambio generacional.
Capítulo aparte merecen Rusia y China, repletas de opciones y de ambición para engrosar su leyenda a costa del declive caribeño. Llegaron casi hasta el final pero su último consuelo fue la lucha por el bronce que repitió, por tercera vez consecutiva, el bloque del peculiar Nikolai Karpol.
La cita estelar fue cosa de Italia y Estados Unidos, amantes de la precisión y la defensa. Del trabajo y de la improvisación imaginativa de sus integrantes y al margen de los precipitadas innovaciones técnicas de las orientales o del obsesivo conservadurismo de las rusas.
El voleibol femenino aventura nuevos tiempos. Con Italia y Estados Unidos crecidos y acomodados entre los grandes, apoyados en generaciones maduras pero no agotadas el abanico se abre y el futuro promete.
La irrupción de estos secundarios aventura una lucha por la gloria a la que aspiran más candidatos que nunca. La consolidación de China, la prometedora aparición de la nueva Cuba, las perspectivas de Brasil y la leyenda de Rusia. Atenas espera.
Edición periodística: Gerardo González y Juan Fernando Lara . Fuente: agencias.