El 3 de junio de 1997 el mundo puso a prueba su capacidad de asombro con un gol que desafió las leyes de la física.

Roberto Carlos, lateral izquierdo de la Selección de Brasil, sacó un misil teledirigido que hizo una curva inverosímil hasta vencer la resistencia del arquero Fabien Barthez.
Brasil y Francia se enfrentaban en el estadio Gerland de la ciudad de Lyon, en un partido amistoso.
A los 20 minutos del primer tiempo hubo una falta a favor de los suramericanos. Pero ni siquiera fue cerca del área; era a medio camino rumbo al círculo central. Una locura patear al arco. Pero Roberto Carlos se inventó un remate que entró a los libros de historia.
Además de superar la larga distancia, el disparo realizó otra proeza: parecía irse a un costado, pero el efecto que le puso el brasileño con su pierna izquierda hizo que la trayectoria cambiara en el aire para entrar pegadita al poste.
El marcador terminó siendo apenas una anécdota: empate 1 a 1. El gol francés, del que nadie se acuerda, llegó por intermedio de Marc Keller al minuto 60.
Un año después, Brasil y Francia se volvieron a enfrentar, solo que ya no era un amistoso, sino la final del Campeonato Mundial que los galos ganaron por primera vez en la historia.
Vea el tiro libre de Roberto Carlos que se hizo inmortal.
