Las Vegas (EE. UU). La famosa "pelea del milenio" tuvo de todo menos lo que la inmensa mayoría esperaba: un combate de altos quilates.
El duelo entre Óscar de la Hoya y Félix Tito Trinidad devino en una caricatura de boxeo porque ambos contendientes se pasaron toda la noche corriendo de un lado al otro del ensogado, como bailarines en uno de los tantos espectáculos de la "pecaminosa" ciudad de Las Vegas.
El puertorriqueño Trinidad se llevó el veredicto luego de 12 vueltas donde apenas hubo destellos de técnica y entrega que justificaran la fama de noqueadores fulminantes de ambos púgiles.
La derrota del Golden Boy (Chico de Oro) arruinó los maquillajes femeninos y los bolsillos de muchos desprevenidos, que se la jugaron toda al favorito en las apuestas.
De la Hoya se mantuvo toda la noche montado en "patines" y Trinidad sin recursos técnicos para cortarle el paso, embistiendo como un miura primerizo que al final termina siempre enredado en la capota del matador.
"Soy de los que opinan que el boxeo no se gana retrocediendo, pero De la Hoya marcó el paso y logró los mejores momentos con su boxeo de contragolpe", dijo Carlos Irusta, reconocido especialista del diario argentino El Gráfico.
La estrategía del Golden Boy no satisfizo a muchos, pero al menos permitió recrearse con algunos buenos momentos del boxeo-arte que parece haber quedado en el olvido. El mexicoestadounidense llevó la iniciativa en las primeras nueve vueltas pero al final cayó con su propia hacha.
Trinidad le copió la táctica de cerrar fuerte los finales. En los últimos tres capítulos, con el calzón blanco manchado de sangre desde que De la Hoya le rompiera el tabique nasal en el segundo asalto y un ojo casi cerrado, el boricua levantó presión y logró algunos buenos pasajes, aunque ni por asomo similares a los de sus triunfos devastantes de otras veces.
Posibilidad de revancha
El ganador se aprendió bien el libreto del ídolo de las televisoras y de millones de mujeres, aprendiz de cantante y futuro astro de Hollywood. Como hiciera Óscar de la Hoya en otras de sus peleas, Trinidad dejó esperando a cientos de periodistas en la rueda de prensa posterior al choque.
El puertorriqueño, tal vez por las heridas del combate, prefirió presentarse casi cuatro horas más tarde, cuando la hinchazón del ojo no era tan evidente, en una fastuosa recepción organizada por su equipo en otro hotel de Las Vegas.
Ante la ausencia de Trinidad, el "Chico de Oro" capitalizó el favor de la prensa, a la que no obstante hizo esperar cerca de dos horas.
Especialista consumado en la promoción al estilo estadounidense, de la Hoya se mostró en tono mucho más animado que el de un hombre que ha perdido su invicto, demostró su inconformidad por el resultado, dejó en el aire la posibilidad de una revancha y se anotó un importante tanto al reconocer humildemente la "calidad y fuerza" de Trinidad.
"Al parecer todo no fue más que un circo bien montado. Ahora esperemos la revancha y más millones", manifestó Omar Claro, comentarista de la cadena mexicana Univisión.
Otros opinan lo contrario, como Fernando Páramo, de la cadena de TV estadounidense FOX SPORTS, quien apuntó "que por lo menos este resultado demuestra que no hay arreglos feos en el boxeo y echó por tierra la opinión de muchos que pensaban que si la pelea llegaba a 12 vueltas iban a dar el triunfo a De la Hoya".