Ankara . El primer ministro truco, Bulent Ecevit, pidió hoy al Gobierno de su país que declare "fiesta nacional" el próximo miércoles 26 para que toda la población pueda ver por televisión el histórico partido de semifinales del mundial 2002 que enfrentará a Turquía con Brasil.
El papel del Turquía en el Mundial ha conquistado al país, que ha dejado en segundo plano el debate sobre las decisivas reformas políticas que se avecinan para preocuparse por cuál es el hombre más apropiado para abrir la defensa brasileña.
La semifinal copa desde las primeras páginas de todos los diarios nacionales con un comentario reiterado: una imagen del seleccionar brasileño, Luis Felipe Scolari, acompañada por la frase "Oh no, Turquía otra vez".
Brasil y Turquía ya se enfrentaron en el primer partido de ambos en el mundial de Corea y Japón, que la escuadra carioca ganó con muchas dificultades, gracias a un penalti que no fue, marcado por Rivaldo casi al final del encuentro.
El éxito deportivo ha sido también capitalizado para intentar resolver algunos de los conflictos políticos del país, como las desavenencias sobre la entrada de Turquía en la Unión Europea.
Bajo un enorme reportaje de la selección en primera página, el prestigioso diario "Hurriyet" escribe un gran titular en el que dice "Ahora estamos otra vez unidos, es el turno del Parlamento".
Según el rotativo, la vitoria del equipo nacional "ha unido al país, a la derecha y a la izquierda, a los pro europeos y a los que están en contra, a los que defienden la pena de muerte y a los que no... es el momento para que los diputados se unan también y abran la puerta hacia el ingreso en la UE".
Los tres partidos de la coalición de Gobierno y la oposición tienen previsto reunirse esta semana para tratar que el Parlamento apruebe las demandas hechas por los Quince para autorizar la entrada de Turquía.
Pero tanto la crisis económica, como la enfermedad del primer ministro, las reformas, o la posible convocatoria de elecciones anticipadas han pasado a segundo plano de la actualidad, ahogadas por el gran sueño nacional de poder conquistar la Copa del Mundo de fútbol.
El Mundial domina la sociedad turca hasta el punto de que el principal tema de debate en cafeterías, autobuses, oficinas y peluquerías es si el próximo miércoles debe jugar en la delantera Ilhan Mansiz, el hombre que con su "gol de oro" ante Senegal metió a Turquía en la historia, o el afamado y "fallón" Hakam Sukur.
Mansiz no sólo lo tiene claro, sino que ha sumado su grano de arena a la quimera nacional al declarar que no está dispuesto "a regresar a casa con las manos vacías".
El entrenador, Senol Gunes, tiene ahora la palabra: de ser muy criticado tras los primeros partidos ha pasado a tener una estatua en una de las principales plazas de su ciudad natal, Trabzon, en la costa del Mar Negro. La afición opina y le recuerda las muchas oportunidades que Sukur ha desperdiciado durante el mundial.
Edición periodística: Gerardo González y Juan Fernando Lara . Fuente: agencias.