Guayaquil (Ecuador), 30 abr (EFE).- El partido final de la decimoquinta jornada del Campeonato Ecuatoriano de fútbol, entre Emelec y Barcelona, fue suspendido hoy por graves disturbios provocados por las denominadas "barras bravas".
El partido, conocido como el "Clásico del Astillero" de Guayaquil, que es el derbi de mayor importancia en Ecuador, se reanudará mañana, al mediodía, pero sin público.
El encuentro se suspendió a los seis minutos del segundo tiempo, dos minutos después de que Emelec consiguiera su tercer tanto, con el que hasta entonces goleaba a Barcelona por 3-0.
Unos 25.000 aficionados asistieron al estadio "Capwell", de propiedad de Emelec, de los cuales, 10.000 eran de Barcelona y que habían copado una de las plateas del escenario.
Pese a que antes del encuentro varios dirigentes habían anticipado la rotura de algunas mallas que impiden el paso de los aficionados a la cancha, el árbitro central, Pedro Ramos, ordenó a la Policía que reforzase el control en esa zona y dio paso al comienzo del partido.
El primer tiempo transcurrió sin incidentes y Emelec, con goles de los argentinos Luis Escalada y Marco Mondaini, se fue al descanso con una ventaja de 2-0.
Tras el receso, Escalada, que es el máximo artillero del torneo ecuatoriano, volvió a marcar, a los cuatro minutos de la reanudación y desde entonces empezaron los incidentes.
Uno de los jueces de línea, Yonis Aragón, justamente el que custodiaba la banda por el sector más cercano a la platea donde se encontraban los hinchas de Barcelona, sufrió una herida en el brazo, provocado por un pedazo de baldosa lanzada desde las gradas.
El árbitro fue llevado a la enfermería del estadio, mientras se encendía una gran pelea entre los hinchas de Barcelona y los policías que trataban de impedir el ingreso de éstos a la cancha.
Una de las mallas fue arrancada y un grupo de fanáticos destruyó vallas publicitarias y encendió fogatas cerca de la cancha, mientras en la parte alta de la platea, otros arremetían contra las cabinas que utilizan las emisoras de radio para sus transmisiones.
Cronistas deportivos de algunas emisoras denunciaron el robo de sus equipos por parte de la muchedumbre, que destrozó todo lo que tenía a su paso.
Varios periodistas resultaron con heridas leves por el estallido de los cristales de las cabinas de radio, que fueron rotos por los enardecidos hinchas de Barcelona.
La Policía empezó a repartir golpes a los hinchas de Barcelona, en su afán de desalojarlos, objetivo que se logró luego de casi una media hora de enfrentamientos.
En las afueras, los aficionados continuaron con los disturbios, mientras los 15.000 hinchas de Emelec permanecían pasivos en sus asientos.
El juez Ramos, pese a que se desalojó a los revoltosos, decidió suspender el partido para jugarlo mañana, lunes, al mediodía, en el mismo escenario, pero sin público. EFE
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