La Habana (Cuba) . El atleta cubano Javier Sotomayor, con su carrera deportiva en riesgo tras dar positivo un control antidopaje en los Juegos Panamericanos, dijo que era víctima de un sabotaje y que solo vio cocaína "en películas".
Sotomayor, uno de los mayores saltadores en la historia del atletismo y héroe nacional, perdió el miércoles la medalla de oro que había ganado en los juegos continentales, luego de dar positivo por cocaína.
"Estoy seguro que se trata de una maniobra, desconozco la forma en que pudo ser, pero soy víctima de una maniobra, de una canallada", dijo al diario comunista Granma, en una entrevista publicada ayer y que concedió en su casa de La Habana.
Sotomayor es el actual recordista mundial en salto alto, con 2,45 metros al aire libre y 2,43 bajo techo, bastante más de lo que saltó en Winnipeg.
"Esa sustancia solo la he visto por las películas (...) sencillamente se trata de que no la necesito para saltar 2,30" metros, la altura que saltó en Winnipeg, agregó, luego de explicar que ni siquiera está acostumrado a tomar vitaminas.
"Ni siquiera vitaminas o reconstituyentes legales, y que son muy necesarios para el deportista, he acostumbrado a ingerir. No los necesito", explicó.
El atleta dijo que en los últimos 15 años ha saltado más de 300 veces la altura que necesitaba para ganar en Canadá, donde hubiera obtenido su cuarto título panamericano consecutivo.
"!Para saltar 2,30 (metros) no necesito ni dormir!"
Sotomayor, quien evitó hablar con corresponsales extranjeros apostados afuera de su casa en La Habana, en el distrito de Miramar, conversó solamente con el diario Granma y dijo que se sentía terriblemente mal desde que se hizo el anuncio del dopaje en Canadá.
"He dormido poco pensando en todos mis pasos, en cómo pudo haber sido. Tuve que recurrir al sicólogo, pero también he recibido hermosas muestras de solidaridad que aprecio en el más alto grado, por parte de mis amigos, de mis familiares, de las autoridaes deportivas y de Gobierno y, sobre todo, por parte de mi pueblo, al que tanto le debo", dijo.
"He repudiado siempre el dopaje, la mentira, no necesito de ningun tipo de trampa", agregó.
Las autoridades cubanas y aficionados al deporte en la isla caribeña salieron inmediatamente en defensa del hombre al que consideran un ídolo y un caballero impecable.
Al mismo tiempo, representantes de la delegación cubana en Winnipeg defendieron su inocencia y también alegaron que era víctima de una manipulación, quizás con alimentos adulterados.
Incrédulos
Dentro de Cuba, la gente reaccionó con incredulidad y escepticismo.
"Es una sorpresa total. Casi increíble. Incluso lo dudo todavía. Creo que pudieran haber preparado algo contra Cuba", dijo Vladimir Bosa, un sastre de 56 años.
"Estoy seguro de que Sotomayor no está dopado (...) Sotomayor no necesita doping para ganarle a cualquier atleta del mundo", dijo Mario Corria, aficionado al atletismo, en la llamada "Esquina Caliente", en el parque central de La Habana, donde los cubanos se reunen diariamente para intercambiar puntos de vista.
Granma dijo que Sotomayor se mostró "muy molesto".
El atleta de 31 años agregó en la entrevista que la única sustancia que toma regularmente era una local llamada "espirulina", rica en vitamina B y a base de algas marinas.
Granma, la voz oficial del gobierno, explicó a sus lectores que los deportistas a nivel internacional a veces hacen trampa porque tienen el incentivo de ganar "cuantiosas sumas (de dinero) en el actualmente supercomercializado contexto internacional".
Eso, agregó el diario, "ni remotamente (es) el caso de un atleta como Soto, tan desprendido de todo lucro, vanidades y ambiciones personales".
Sotomayor dijo que se había sometido a controles antidopaje cerca de cien veces desde que alcanzó la fama internacional.
El atleta agregó: "No puedo soportar que, en medio de una gran solidaridad que ya percibo ante esta manipulación, exista tan solo una persona que pueda dudar".
Sotomayor, quien regresó a Cuba luego de su victoria panamericana, trató de mantener un perfil bajo desde el anuncio del dopaje.
El miércoles en la noche llegó a su casa en un auto Mercedes-Benz rojo, pero ingresó al garage sin detener la marcha frente a los periodistas que le esperaban afuera.
Parientes, dirigentes deportivos y miembros del partido comunista estaban adentro de la casa junto a él.