
NUEVA DELHI (AFP) - La mafia del juego está bajo sospecha por el asesinato, en pleno Mundial de cricket, del inglés Bob Woolmer, entrenador de Pakistán, puesto que el hampa india de Bombay ha sido una vez más acusada de engangrenar este deporte con presuntos partidos trucados.
Woolmer, de 58 años, un inglés nacido en India, fue encontrado inconsciente en su habitación de un hotel de Kingston (Jamaica) el 17 de marzo, al día siguiente de la sorpresiva eliminación de su equipo ante la modesta Irlanda. Al día siguiente falleció, según la policía por estrangulamiento.
Desde entonces, aunque no hay pistas firmes, se sospecha por este asesinato de las mafias de apuestas de India y Pakistán, dos países realmente fanáticos del cricket.
En India casi todos miran hacia el hampa de Bombay (oeste) -probable mano ejecutora de grandes atentados en la ciudad en 1993- y considerada responsable de apuestas infladas sobre partidos de cricket supuestamente "arreglados".
El jueves, un célebre criminal indio acusó al enemigo público número uno del país, el 'padrino' Dawood Ibrahim, de estar detrás de la muerte de Woolmer.
"El partido Pakistán-Irlanda seguramente fue amañado", afirmó Babloo Srivastava ante todas las cadenas de televisión, mientras la policía lo trasladaba a un tribunal para responder por un asesinato. "La 'D-Company' (la banda de Ibrahim) debía tener mucho dinero en juego. Woolmer desconfiaría de un posible amaño y por eso fue asesinado", afirmó ante las cámaras.
Sin mencionar a las mafias locales, el ex campeón del cricket paquistaní, Sarfraz Nawaz, consideró que Woolmer "era un blanco para la mafia del juego y apuestas, que ha invadido al cricket". Sin embargo, el presidente (renunciante) de la Federación local, Naseem Ashraf, negó que "Bob (Woolmer) hubiera sido asesinado por la mafia del juego".
Así, el "caso Woolmer", alimentado por las declaraciones del gángster Srivastava, levanta pasiones. Ibrahim es el hombre más buscado en la India, y está en fuga desde hace casi quince años por haber sido el presunto cerebro de los atentados de Bombay del 12 de marzo de 1993 (257 muertos y 700 heridos), el más mortífero en la historia de la región.
Después de una década de procesos, en diciembre pasado 123 personas fueron declaradas culpables de atentado simultáneo contra la Bolsa y centros comerciales de Bombay.
La justicia ha dejado entender que aquel "viernes negro" fue orquestado por mafiosos islamistas de Bombay en represalia por los enfrentamientos entre hindúes y musulmanes a fines de 1992. La policía también acusó a los servicios secretos de Pakistán de haber ayudado a los dos principales acusados, Ibrahim y su cómplice Tiger Memon, también en fuga.
Supuesto terrorista, Ibrahim es conocido sobre todo como el rey del juego y las apuestas sobre eventos deportivos supuestamente trucados. En 2000, la policía ya había establecido vínculos entre la mafia india y el cricket, al poner bajo escucha telefónica al entrenador de Sudáfrica, Hansie Cronje. Este negó haber amañado partidos, pero admitió estar vinculado a corredores de apuestas. Cronje murió en un accidente de aviación en 2002.
"Es sólo una cuestión de tiempo para que estas bandas organizadas tomen el control de todo. Esto tendrá consecuencias sobre el cricket y la seguridad nacional", advirtieron en su momento los investigadores.
Además, el asesinato de Woolmer conoce antecedentes. En 1999, fue encontrado en Johannesburgo el cadáver mutilado de Hanif Kodvavi, un corredor de apuestas paquistaní, probablemente asesinado por deudas impagas.
Algo menos grave, es que ex capitanes de Pakistán e India han sido acusados de malversación y fueron excluidos de la competición sobre el final de los años noventa. Poco después, la policía india investigó una conversación sospechosa entre un jugador antillano, Marlon Samuels, y un corredor de apuestas indio, Mukesh Kochar.
© 2007 AFP