A mediados del 2023, partió a Europa con la ilusión de hacer un sueño realidad, pero se topó con una pesadilla. Jugar gratis, porque no le pagan.
Reconoció que no se asesoró bien, no sabía la situación económica del club y eso lo llevó a vivir un calvario.
Álvaro Zamora, quien milita en el Aris de Grecia, habló sobre la difícil situación económica que ha vivido.
Con apenas 23 años, Zamora describió un año lleno de frustraciones, decepciones y dificultades tan serias que, en un momento crítico, tuvo que acudir a la persona menos esperada para pedir ayuda: el entonces técnico de la Selección Nacional, Gustavo Alfaro.
“Fue un año de muchas experiencias no tan positivas, de mucho aprendizaje y autocontrol de mi parte. No fue un buen año. Hubo muchas situaciones extrafutbolísticas que no esperaba, no cumplieron las expectativas”, expresó Zamora con crudeza, al periodista Estefan Monge, quien publicó la nota en su canal de YouTube.
El atacante nacional llegó al Aris, tras un paso prometedor por Saprissa y una participación con la Selección de Costa Rica en el Mundial de Qatar. Sin embargo, su experiencia en Grecia fue todo lo opuesto a lo que imaginó. Zamora aseguró que desde el inicio notó desinterés por parte del club y que el camino para ganarse un puesto fue cuesta arriba.
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“No voy a decir la cantidad de meses que tengo sin recibir mi salario, pero es un problema psicológico ir a entrenar así. Pequé de inocente, no sabía cuál era la situación del equipo”, confesó el futbolista, quien admitió que esta realidad lo golpeó tanto en lo profesional como en lo personal.
La falta de pagos ha tenido consecuencias directas en su familia y en su capacidad de planificar su vida.
“No puedo hacer una inversión, ni ayudar a mi familia que es muy importante. Por ejemplo, le digo a mi mamá: no te puedo mandar cierta cantidad, porque debo guardar para los meses que vienen”, explicó.
Lo más impactante de su testimonio llegó cuando relató cómo, en medio del repechaje hacia la Copa América contra Honduras, llegó al punto de pedirle ayuda económica a Gustavo Alfaro.
“Si te cuento que cuando estaba Gustavo Alfaro en la Selección, yo llegué básicamente a pedirle plata… Él me ayudó mucho en el tiempo que estuvo. Le dije: ‘profe, es un momento muy importante y no puedo estar pensando en la plata’. Él me dijo que me ayudaba en lo que fuera”, contó Zamora con honestidad.
Para el joven, los viáticos que recibía en los llamados de la Selección eran literalmente su salvación.
“A veces recibir viáticos en la Sele era poder estar un mes más en Grecia. Es muy difícil vivir así”.
Zamora agradeció profundamente el respaldo del técnico argentino Gustavo Alfaro.
“El profe Alfaro, desde que llegó, siempre fue una mano derecha para mí. Desde el primer momento conoció mi situación y estuvo anuente a darme su ayuda, siempre fue el apoyo que necesité. Estuve en un instante que no tenía a nadie y él me ayudó a mejorar mucho”.
En su relato, el exjugador de Saprissa también cuestionó las condiciones que encontró en Grecia, un país al que llegó con ilusiones, pero sin información suficiente.
“Nunca imaginé lo que iba a pasar en Grecia. Siempre soñé con jugar en Europa, pero no tuve suerte. La primera temporada con Saprissa la jugué con contrato de Sub-20. Después del Mundial y jugar 25 partidos, creí que iba a cambiar la situación, pero no cambió. Me decepcioné y por eso decidí irme a Europa sí o sí”.
Zamora recordó que antes de llegar al Aris hubo opciones en otros equipos europeos, pero esas oportunidades no se concretaron.
“Me querían a préstamo y eso no se dio. Cuando llegó la oferta del Aris, la tomé de inmediato”.

Lo que vino después fue una realidad sombría: malos tratos, amenazas y un ambiente hostil para los jugadores que reclaman su salario.
“Cientos de jugadores no han salido bien de ese equipo. Los han maltratado psicológica y físicamente, hasta con amenazas. Si uno reclama el dinero no juega, y si no juego no subo nivel ni voy a la Selección”, sentenció.
Pese a todo, Zamora se mantiene firme por una sola razón: la Tricolor.
“La razón principal y fuerte por la que sigo ahí es por la Selección. Lo doy todo por esos llamados, esa es mi motivación diaria y seguir progresando”.
Con tres años más de contrato con el Aris, su futuro inmediato es incierto, aunque sus agentes ya trabajan en una posible salida.
“Si se puede seguir en el extranjero, mejor. Pero si no pasa nada, en teoría tengo que cumplir”.
El mensaje que dejó Zamora para los jóvenes que sueñan con dar el salto al exterior es claro: tener paciencia y estar bien informados. “Soy muy impaciente, peco en eso. Le digo a los jóvenes que tengan mucha paciencia”.
El testimonio de Álvaro Zamora expone una realidad poco conocida del fútbol internacional, donde los sueños muchas veces chocan con un sistema hostil, indiferente y, en ocasiones, abusivo. Su historia, marcada por la frustración, también habla de resiliencia, gratitud y del valor de levantar la voz cuando más cuesta hacerlo.