El polaco Robert Korzeniowski, campeón mundial, olímpico y europeo, se coronó ayer emperador de la marcha en Sidney al revalidar el título en la prueba de 50 kilómetros, algo que nadie había logrado antes, solo seis días después de ganar la medalla de oro en los 20 kilómetros.
Korzeniowski, de 32 años, logró su segunda corona olímpica de la marcha larga y enterró definitivamente el recuerdo de su descalificación, ya dentro del estadio Olímpico de Barcelona, cuando estaba a punto de lograr la medalla de plata en los Juegos de 1992.
La marcha mexicana, que sufrió un serio disgusto el pasado día 22 con la descalificación de Bernardo Segura cuando había llegado primero a la meta en la prueba de 20 kilómetros, obtuvo un consuelo de bronce con Joel Sánchez después de presentar batalla durante casi toda la prueba con sus hombres siempre en cabeza.
Korzeniowski participó en todas las maniobras de castigo y a su lado siempre estuvieron los andarines mexicanos y el finlandés Valentín Kononen, que anhelaba despedirse de la competición con una medalla olímpica.
El español Jesús Ángel García Bragado, campeón mundial en 1993 y subcampeón en 1995, siguió una trayectoria irregular, tan pronto en cabeza como descolgado, hasta que en el kilómetro 30 se quedó atrás, incapaz de seguir el ritmo que marcaban Kononen y Korzeniowski.
Puro poder
Siete marchadores quedaban en el grupo delantero para luchar por la victoria en los veinte últimos kilómetros, y cuatro quedaron a partir del 34: los mexicanos Germán Sánchez y Joel Sánchez, Korzeniowski y el australiano Nathan Deakes, que hace cuatro años había ganado aquí, en Sidney, el bronce en el mundial junior.
Un ataque de Joel Sánchez en el kilómetro 36 fulminó al australiano y Germán Sánchez tampoco resistió la prueba. Korzeniowski, en posesión de todos los títulos posibles a sus 32 años, habría de vérselas con un marchador tan veterano como él, pero de historial vacío.
Por detrás de ellos, Deakes pagaba ya su atrevimiento, Germán Sánchez se arrastraba y Valentín Kononen recuperaba la esperanza de subir al podio en una lucha a dos con el letón Aigars Fadejevs, pero su ataque terminó costándole la descalificación en el kilómetro 45.
Korzeniowski confirmó que su ambición no admite límites. Sólo seis días después de ganar los 20 kilómetros, puso la máquina de caminar a pleno rendimiento y dejó atrás a Joel Sánchez al cumplirse la tercera hora de caminata. El mexicano, perdida la ilusión del triunfo, se abandonó al cansancio y fue superado por Fadejevs.
Cien mil personas saludaron la entrada de Korzeniowski en el estadio y aplaudieron su victoria en 3 horas, 42 minutos, 22 segundos, con más de un minuto de ventaja sobre Fadejevs (3:43.40) y dos sobre Joel Sánchez, que en compañía de Korzeniowski había cobrado ventaja suficiente para hacer frente a la reacción final del español Valentín Massana, bronce en Atlanta'96 y cuarto en Sidney.