Nizhny Nóvgorod. La Selección Nacional se demostró ante Suiza que todavía tiene cuerda. La generación dorada de Costa Rica sudó, corrió, metió, pero eso ya lo había hecho durante todo el Mundial de Rusia 2018... La diferencia ahora fue ir más allá, disfrutar del fútbol como tal: jugar.
La magia salió de los pies de Bryan Ruiz y Joel Campbell, la entrega de los demás y el gol de la cabeza de Kendall Waston y el de la pierna izquierda de Ruiz, con ayuda de un rebote del cuidapalos contrario, Yann Sommer. Al final, fue un empate 2-2.
Por entrega, a los jugadores de la Selección Nacional no se les puede cuestionar. Todos se pusieron la camisa de trabajo cuando no tuvieron la pelota, se barrieron y metieron pata sin importar nada.
Desde el inicio del partido, la mentalidad estaba clara: conseguir por fin una anotación, desahogarse luego de dos partidos en el que el grupo tenía claro que había actuado bien, pero sentía que la suerte no estaba de su lado.
Costa Rica también quería demostrar que podía atacar. La Sele vio el duelo frente a Suiza como el chance de acabar con las sensaciones que quedaron en la afición: Costa Rica bien en defensiva, pero nula en ataque.
Se consiguieron cinco opciones claras de gol en los primeros 10 minutos del partido... Al final se podía atacar.
La Nacional fue honesta consigo misma y con el fútbol; demostró que tenía para dominar a los adversarios, para pelear de tú a tú e incomodó al equipo que le igualó a Brasil 1 a 1 y le ganó a Serbia 2 a 1.
Joel Campbell se puso traje de gala y montó su show; el atacante del Arsenal inglés quitó marcas, dejó rivales en el suelo... Solo le faltó el gol. Ante Suiza, Joel fue el Campbell de Brasil 2014, ese que sale entre tres hombres sin problema.
Así fue como sobre la hora, el número 12 se quitó dos marcas y recibió una falta ingresando al área para entregarle a Bryan Ruiz la oportunidad de marcar desde el punto de penal.
Campbell fue el principal caballo de fuerza de Costa Rica; luego de su brillante aparición la gran duda que queda es: ¿Por qué no jugó más?
La línea de cinco de la Sele sí varió con claridad cuando cambió de idea de defensa a ataque. Costa Rica defendió con cinco hombres atrás, pero cuando atacaba sus dos alas se integraban a la zona medular y terminaba con tres delanteros.
La Selección fue noble con la táctica y se comprobó a ella misma que la variabilidad se podía hacer; para buscar un mejor desempeño en las diferentes fases del partido.
La Tricolor consiguió acabar con el mito: ¡Costa Rica no puede hacer un fútbol de pressing al rival!. Sobre el césped del Estadio Mundialista de Nizhni Nóvgorod se vio a los atacantes encimar a los defensas y a escasos cuatro metros se encontraban los hombres de media cancha: Celso Borges y David Guzmán y, detrás de ellos la zaga.
Kendall Waston cortó los pelotazos que intentaron llegar a la espalda de la defensiva y Johnny Acosta y Giancarlo González consiguieron con anticipación imponerse.
No todo es perfecto, claro está que los goles de Suiza llegan ante espacios dejados por la misma presión realizada. Así, los europeos ganaron dos veces la línea de fondo y consiguieron buenos centros para marcar.
Más allá de los yerros defensivos, era claro que el plantel tico necesitaba un desahogo, buscaba respirar en medio de un Mundial que hasta ayer era difícil.
“Fue un desahogo, tuvimos opciones contra Serbia y contra Brasil que no las pudimos concretar. En el primer tiempo tuvimos opciones increíbles, el portero de ellos estuvo muy bien, tuvo muchas intervenciones y por ahí uno sentía uno ese sinsabor y pensaba qué será que no quiere entrar o qué, pero al final se nos dan los goles y resultado y es como una liberación de energía”, manifestó Bryan Oviedo.
Costa Rica se va de Rusia con un nuevo aprendizaje: en el útlimo cotejo por fin se dio cuenta que podía disfrutar del juego, en este duelo por fin tuvo la hidalguía de disfrutar del Mundial sin amarras tácticas. La Selección contra Suiza fue el plantel que estaba para los octavos de final, pero llegó tarde a la competición.