Ciudad Quesada. Sufrida en exceso y pegada con alfileres, pero victoria al fin.
Después de todo, igual sirvió para sumar en la tabla, asegurar el tercer lugar del torneo de Clausura y mantener prendida la ilusión de cima.
Cartaginés exhibió de nuevo ayer sus limitaciones tácticas para asegurar un partido que pintaba fácil, y venció con muchos apuros a un digno San Carlos, 2 a 1.
El equipo sobrado, que jugaba y dominaba a placer, alimentando en la mente de todos la idea de paliza inminente, terminó pidiendo tiempo y reventando pelotas.
A eso lo redujo en la recta final del choque un pujante conjunto norteño, espoleado por el manejo claro del uruguayo Víctor Abelenda y las gambetas punzantes de los novatos Ever Alfaro y Ricardo Vargas.
Cartaginés edificó la victoria gracias a la espuela de figuras como Arnold Cruz, Danny Fonseca y Rodrigo Cordero, que antepusieron ubicación y buenas coberturas a las pretensiones de gol de los locales.
El juego
Hoy por hoy, Cartaginés es mucho más que San Carlos, pero en el arranque del duelo le costó patentarlo en la red. El “culpable” era el argentino Gustavo Trezzini, el último valladar delante de la línea de cuatro (Rojas, Rodríguez, Jiménez y Salas) que el técnico Guillermo Guardia paró delante del portero Stewart.
El charrúa vio la roja directa (24’) por una falta artera y torpe contra el hábil Marcos Hernández, la figura del juego.
Cartaginés dispuso entonces de los espacios para frecuentar el portal de Kevin por los costados y el corazón del área, ahora sí, con superioridad numérica.
El 1 a 0 lo hizo Claudio Ciccia al 30’, después de que Rocky progresó por la derecha, rezagó a un par de rivales y sirvió para el disparo con red del charrúa.
Cartaginés era más y las respuestas de ese dominio surgían de las subidas, pelota al pie por la banda derecha, de ese buen lateral que es Sergio Martínez, el tino de Cordero para tocar, acompañar y lanzar, y el vértigo que le imprimía Hernández al juego azul cada vez que se alzaba con la redonda en la línea del fondo norteña.
El 2 a 0 se fraguó por el costado izquierdo, cuando un recuperado Cristian Santamaría recibió de José Pablo Fonseca y cruzó la pelota al poste más lejano de Stewart, donde Marcos la prendió de cabeza para largar el ritual del festejo. San Carlos se redujo en la inicial a la voluntad de Abelenda para buscar con pelotas medidas a los hábiles Alfaro y Vargas. Los novatos esgrimieron una gambeta corta que le dolió muchísimo al defensor chileno de los brumosos Adrián Rojas. La audacia se les subió a la cabeza y cada uno le tiró un caño al suramericano (balón entre las piernas), que generó aplausos en las tribunas.
Otra historia
En el complemento, cuando Marcos Hernández dejó el campo y Cartaginés se quedó sin el hombre que convirtiera en acción ofensiva cada pelota recuperada por Danny o Rocky, el dúo de juveniles cotizó sus acciones al alza.
Ricardo es un jugador diferente, de esos que gustan pisar la pelota y mentirle a su marcador al inclinar el cuerpo hacia un lado y escaparse con la redonda por el otro. Ever, zurdo también, es un proyecto de atacante moderno, con una virtud muy preciada en estos días: sabe cuándo picar al claro para recibir siempre con ventaja, algo que más de un ilustre veterano nunca aprendió a hacer.
Entre los dos, bien alimentados por Eddy Salas y Abelenda, empezaron a desestabilizar a Arnold cruz, pero, sobre todo, a Rojas.
El suramericano no demostró ayer la jerarquía de que venía precedido. Vulnerable en el mano a mano, tampoco salió con pelota al pie desde el fondo. Por el contrario, se alió con el reventón a la grada cada vez que los hombres de San Carlos pisaron el área azul dispuestos a jugar la redonda.
Como no podía ser de otra forma, Rojas, mareado por la gambeta hiriente de Vargas, incurrió en penal al 75’ y el partido se le puso cuesta arriba al Cartaginés.
Abelenda cobró la falta, un minuto después, y acortó distancias con un derechazo al palo derecho de Wardy Alfaro.
Para agudizar el mal rato de los azules, Cristian Santamaría fue baja por expulsión al demorarse en caminar al banquillo cuando iba a ser sustitutido por Máx Sánchez. Badilla, implacable, lo botó del campo.
Los últimos ocho minutos fueron dramáticos, con San Carlos volcado sobre el portal de Alfaro, y los azulgranas reventando pelotas a las gradas.
Al final, la victoria no cambió de bando, gracias al aporte de Fonseca, Cordero y Cruz, las “espuelas” blanquiazules que hoy tienen al Cartaginés en el tercer lugar de la tabla, con las ilusiones de cima intactas.
Quizás el técnico Carlos de Toro tenga razón al afirmar: “Eso es lo que cuenta, ¿no?”.