Cuando la rodilla derecha de Rónald Gómez “crujió” el miércoles pasado en el Estadio Nacional, el volante saprissista se convirtió en la última víctima de una dolencia que amenaza constantemente a los futbolistas.
La lesión del ligamento cruzado anterior de la rodilla se ha vuelto común en este gremio y cada año son varios jugadores quienes la padecen. En el pasado reciente, Rolando Fonseca y Mínor Díaz también sufrieron este problema.
Willy Gálvez, médico del Saprissa (quien diagnosticó a Gómez), señaló que en temporadas anteriores no era tan común que abundaran los casos de ligamento cruzado anterior roto.
Expertos consultados por La Nación opinaron que este reciente aumento en la incidencia se debe a que ahora hay técnicas más sofisticadas para diagnosticarla.
“Hace 15 ó 20 años los clubes ni siquiera tenían ortopedistas. Ahora contamos con recursos como el diagnóstico por imágenes (ultrasonidos y resonancias magnéticas), que aumentan la precisión del análisis”, indicó el doctor Vladimir Badilla, quien pertenece al cuerpo médico de las Selecciones Nacionales.
El ortopedista Jaime Ulloa coincidió en que con los años la ciencia mejoró la capacidad para detectar este tipo de lesiones.
“Antes no existía una cirugía para corregir los problemas en el ligamento cruzado anterior. Fue hasta finales de los 80 que el médico Robert Johnson demostró en una serie de pacientes que el reemplazo con injerto funciona bien”, comentó Ulloa.
Y es que para quienes sufren esta dolencia, pasar por el quirófano resulta inevitable.
Rónald Gómez tendrá su cita con el bisturí el miércoles de la próxima semana en el hospital Country de Guadalajara, México.
Ahí, Willy Gálvez le practicará una técnica conocida como “HTH”, en la que se le implantará un tendón extraído previamente de un cadáver.
A la Bala le espera una larga incapacidad, que puede prolongarse hasta ocho o nueve meses.
Riesgo
El médico Gálvez, que ha investigado el tema, expuso la hipótesis de que el mal estado de las canchas puede ser un factor de riesgo adicional en este tipo de problemas en la rodilla.
“Cuando Fonseca se lesionó la cancha estaba embarrialada, al igual que en el caso de Gómez. Es un elemento a tomar en cuenta”.
Para Jaime Ulloa, en tanto, podría haber un pequeño factor de riesgo en el hecho de que ahora el futbol se juegue más rápido, lo cual expone a los jugadores a movimientos bruscos que podrían dañar aquella zona del cuerpo.
Todos coincidieron en que es muy difícil prevenir este tipo de lesiones. Incluso, quienes la sufrieron y se operaron quedan igual de expuestos a volver a padecerla después del proceso de rehabilitación.
Marcelo Tulbovitz, preparador físico del Saprissa, indicó que sí es imprescindible que después de la lesión el futbolista siga un plan de pesas, para aumentar la masa muscular.
“Si no se ejercita, el jugador puede perder estabilidad en la rodilla. Por eso deberá hacer pesas hasta el final de su carrera”, aconsejó Tulbovitz.
En el deporte, el 20 por ciento de las lesiones se presentan en la rodilla, según un estudio hecho en Finlandia que recordó el doctor Vladimir Badilla.
De estas dolencias, la mayoría se presenta en los meniscos y en los ligamentos, y es menos frecuente en el cruzado anterior.
En Costa Rica, de acuerdo con un estudio de Badilla que aún no se publica, la mayor incidencia de lesiones de futbolistas se presenta en los tobillos. Sin embargo, este tipo de padecimientos requieren de una incapacidad menor que los problemas en las rodillas.
De acuerdo con el especialista, es común que los equipos costarricenses tengan que operar de las rodillas a cinco o seis de sus jugadores cada año. Una cifra importante, si se toma en cuenta que las planillas de los clubes son de 25 ó 30 jugadores.