Rivaldo es hijo del silencio. En silencio recorría las playas de Recife para vender lo que podía. Vendía lo que podía y compraba esperanzas. En ese ir y venir silencioso se le escapó la niñez, saturada de pobreza y de ausencias.
Pero en medio de aquel paisaje de escasez, la brisa de Recife le devolvía cada mañana una intuición: el sabía que iba a ser futbolista a pesar de los pesares del destino.
Y esa certeza lo impulsaba, ya en la adolescencia, a caminar 25 kilómetros diarios para entrenar con el Santa Cruz de Recife. De ahí a la gloria había solo un paso de distancia, mas era un paso peligroso y atrevido.
El lo dio. Llegó al Corinthians en el 93. Un año más tarde, el Palmeiras pagaba tres millones de dólares por su pase. El sol. El ansiado sol que pocas veces iluminó la niñez, salía sin temores a iluminar su horizonte.
Hoy, en el equipo de estrellas que es el Barcelona, él es quien más luz da. El que más voz tiene para el gol. Junto con Raúl González, del Real Madrid, es, a sus 26 años, el actual goleador de la liga española con 13 tantos. Su prodigiosa zurda es venerada en toda España.
El es un futbolista de tanta calidad, que juega bien en el ataque o en el medicampo. Sin importar dónde lo ubiquen, Rivaldo cumple, y lo hace con el lujo que ofrece el talento, una de las pocas cosas que nadie compra en los hipermercados de la globalización.
Muchos se han atrevido a compararlo con Ronaldo Luiz Nazario, el más grande del futbol brasileño en el presente, pero ambos disfrutan de condiciones muy distintas. Ronaldo es un elegido del gol. Rivaldo es un malabarista inteligente con el balón.
Ambos se forjaron en la pobreza y el talento, pero caminan por sendas distintas. La senda de Rivaldo lo llevó por el Mogi Mirim, en el 92, del que pasó al Corinthians y luego al Palmeiras en las temporadas 94 y 95.
El salto esperado y ansiado ocurrió, sin embargo, en el 96, cuando el Deportivo de la Coruña lo contrató. Rivaldo daba el gran viraje de su vida futbolística. El horizonte europeo estaba a sus disposición. Ahora todo su futuro dependía de la ruta que le dibujase su prodigiosa técnica para jugar al futbol.
En 41 partidos con el Palmeiras, en tres temporadas, Rivaldo marcó 46 goles, mas lo suyo no es solo el gol, sino la inteligencia para jugar un deporte que, en apariencia, parece fácil.
Hacia la cima
La aspereza de una niñez llena de pobreza poblaron el imaginario de Rivaldo, por eso él no se cansa de crecer. En el Deportivo necesitó solo de una campaña para demostrar su valía y su grandeza. El Barcelona se lo llevó a sus filas y su partida generó una encendida polémica entre las dos instituciones. Tal fue el grado de tensión, que se creía que su caso seguiría cauces similares a los que siguió el de Vicente Lizarazu, cuando se unió al Bayern Múnich alemán.
Pero Rivaldo estaba ansioso por jugar en el equipo azulgrana y tan solo 48 horas después de que había colgado la camiseta del Deportivo se puso la del Barcelona, en cuya primera temporada logró 19 tantos en 34 juegos.
Ya sin Ronaldo en el Barça, había que buscar a un líder entre la constelación de estrellas. El portugués Luis Figo asumió ese rol en cierto momento y con su categoría llenó el vacío de liderazgo que planteaba el adiós del astro brasileño.
Rivaldo, mientras tanto, mira con atención el curso de los hechos. En algún momento del camino tendría que enfrentar cara a cara el desafío de ser el ungido entre los elegidos.
La hora cumbre se le presentó en el Mundial de Francia 98, con un Ronaldo a ratos sin gloria, por las lesiones y la presión que arrastraba, Rivaldo se convirtió en el jugador insigne del combinado verdeamarella, que perdió de manera catastrófica la final en el Parque de los Príncipes.
Contra Holanda, el 17 de junio. Aquel memorable 17 de junio, en el que Brasil siguió gracias al azar de los penales, tras igualar a uno, Rivaldo cargó con el peso del equipo y, en adelante, fue su líder espiritual.
En la final, Rivaldo fue muchísimo más que Ronaldo. A partir de allí ofrecería más de su talento.
Prueba de ello fue que en 1998, Rivaldo fue elegido como el mejor jugador extranjero de la liga española por la revista Líder.
Con 13 votos, Rivaldo superó a su compatriota Roberto Carlos, que apenas recibió dos.
Ahora, con el auxilio que le da el prestigio ganado en la cancha, Rivaldo se atreve a enfrentar al mismísimo Louis Van Gaal, técnico del Barcelona.
Con motivo de la crisis que vivió el club dos meses atrás, cuando la cabeza del técnico estaba en juego y cuando los jugadores lo respaldaron sin miramientos, el estratega le dijo a la prensa española que el errado rumbo del equipo se debía a la actitud asumida por los jugadores.
Rivaldo, entonces, le respondió con respeto a su entrenador. "Se ha equivocado el técnico al decir eso. Aquí hemos fallado tanto técnicos como jugadores.
Todos los jugadores estábamos con el entrenador. Trabajamos para conseguir victorias que le permitiesen quedarse y ahora sale con esto".
Pasada la crisis, Van Gaal está más que seguro en el banquillo azulgrana y Rivaldo es junto con Raúl González el máximo anotador en la primera división española.