El legendario delantero Rándall “Chiqui” Brenes, símbolo del Club Sport Cartaginés y querido por toda la afición costarricense, está decidido a abrirse camino en otra faceta del fútbol.
Con su humildad de siempre y una madurez forjada a punta de goles y celebraciones, Brenes se prepara para su segunda gran carrera en el fútbol. ¿Su meta? Llegar a dirigir equipos profesionales o incluso una selección nacional.
“Voy a Miami a una capacitación para entrenadores, yo cuento con licencia de técnico. Desde hace ocho años poseo una academia de fútbol y eso me ha servido para ir quemando las etapas”, reveló “Chiqui”, quien salió del país para expandir su conocimiento.
A diferencia de otros exjugadores que toman atajos directos a los banquillos principales, el exartillero brumoso defendió la importancia de aprender desde abajo.
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“Yo considero que la vida hay que llevarla así, usted primero gatea antes de caminar y luego corre”.
La mentalidad pausada y reflexiva de Brenes lo distingue de quienes buscan brillar a cualquier precio. Confesó que respeta a quienes han sido promovidos directamente a la Primera División, pero él ha preferido ir adquiriendo experiencia, sobre todo al frente de niños y jóvenes en su academia. Allí, además de pulir las primeras condiciones de los más pequeños, ha descubierto el valor de la pedagogía y el liderazgo, elementos claves para cualquier entrenador de élite.
“Considero que el aprendizaje que a uno le dan los niños en esto de tratar de ser un director técnico, es muy importante. Si usted ve a los grandes entrenadores del mundo, como Guardiola, empezó con jóvenes”, explicó, haciendo referencia al exitoso modelo de Pep, ídolo de muchos futbolistas reconvertidos en técnicos.
Brenes no le cierra la puerta a ningún rol dentro del fútbol, ya sea como técnico asistente, gerente deportivo o encargado de divisiones menores.
“Si en algún momento se me presenta la oportunidad de acompañar a alguien como asistente, por supuesto que lo valoraría, si se me da la opción de ser el gerente deportivo, o entrenador de alguna categoría menor de algún equipo, o selección nacional, lo analizo. Estoy abierto a todas las oportunidades, me encuentro en un proceso en el que he tratado de adquirir mucho conocimiento”, afirmó convencido.
Pero la versatilidad de “Chiqui” no se limita a la cancha y al banquillo. También vivió la experiencia de analizar partidos desde la cabina de transmisión, como comentarista, lo cual le permitió “ver el fútbol desde otra óptica”. Nunca perdió la compostura ni la pasión, pero siempre mantuvo el profesionalismo y el respeto por los aficionados y colegas: “Traté de ser muy profesional y es la línea que he tratado de llevar en esta nueva etapa, respetuosa con todos”.

A pesar de su bajo perfil y diplomacia, Brenes no ha estado ajeno a las oportunidades.
“En su momento, cuando un par de técnicos, que me reservo los nombres, me propusieron acompañarlos en gestiones con Cartaginés, no se dio por situaciones administrativas, pero la oportunidad ha estado ahí”. Sin embargo, dejó claro que prefiere esperar el momento justo.
“Me gustaría que cuando se dé, sea algo real, no ser un pararrayos ni el escudo de alguno”, dijo el “Chiqui”.
Rándall Brenes encara un nuevo desafío con la misma entrega que lo caracterizó como jugador. Con la licencia de entrenador bajo el brazo y mentalidad de aprendizaje continuo, el brumoso se alista para liderar desde otro espacio.
Los seguidores del Cartaginés y del fútbol nacional pueden soñar con ver a “Chiqui” enseñar, formar y orientar a las nuevas generaciones, con la esperanza de que sus enseñanzas trasciendan las canchas y marquen una era en los banquillos. En Cartago y toda Costa Rica, la expectativa crece: ¿será “Chiqui” el próximo gran técnico nacional?
