Bulent Kormaz levantó a un desconsolado Lee Young Pyo. Ambos buscaron a los demás jugadores y, abrazados, todos saludaron al público en un gesto de extraordinaria nobleza.
El mejor final de un encuentro sublime. Si el famoso juego por el tercer puesto ha sido menospreciado a lo largo de la historia con algunas excepciones, ayer los protagonistas le asestaron un mentís al mundo.
¡Qué partidazo! Cualquier libreto de austeridad se hubiese roto en mil pedazos, ante la imposibilidad de fijar entre líneas el bregar delirante de 22 corazones desangrándose por la victoria.
Turquía 3, Corea del Sur 2, un merecido tercer puesto para los turcos. ¡Que se los den a los coreanos también! ¡Cómo relegarlos, si se jugaron la vida!
La emoción brotó con el pitazo de arranque. Un titubeo de la zaga local provocó el primer dardo, obra de Hakan Sukur, que patentó así el gol más rápido en la historia de los mundiales, en 11 segundos.
En la jugada medió una confusión de Hong Myung-bo, a quien se le enredó el balón en los pies y de ello se aprovechó Sukur para vencer la salida de Lee Woon-jae.
Mas, a los nueve minutos, Lee Eul-yong cobró un tiro libre en forma magistral. Desde el costado derecho del área, a pocos metros de la media luna, el coreano lanzó un dardo en curva que superó a la barrera y también a Rustu Recber, el arquero volador.
Sukur y Mansiz
Al verlos jugar es posible que Senol Gunes se jalara los cabellos y se recriminara a sí mismo: "¡Cómo no se me ocurrió antes!"
Pues eso, ponerlos juntos. Por primera vez en el Mundial integró el binomio Hakan Sukur-Ilhan Mansiz en el equipo titular. ¡Y marearon a los rojos!
A lo largo del primer lapso, Turquía aprovechó los malos momentos que vivían los coreanos, inconexos, confusos e incapaces de salir con la pelota dominada, mostrando a la vez serias fisuras en su defensa.
Ilhan Mansiz pugnó entre el descontrol a los 13 minutos y aumentó a dos. Y el mismo Mansiz ratificó la pasión turca en el 32í, cuando doblegó la puerta coreana en una acción similar a la del segundo gol, obra de él mismo.
El segundo lapso definió la aparición del otro protagonista: Rustu Recber.
Con el grito incansable de 63.000 almas rojas, Corea del Sur buscó afanosamente la puerta de Recber. En consecuencia, recrudeció una lesión en la pierna izquierda del guardameta. Imposibilitado de seguir, Recber pidió el cambio.
¡Pero Gunes no lo sacaba! Entonces, como el héroe que lo da todo, Recber se fajó con tapadas agónicas, hasta que fue vencido por Song Chong-gug en la sobrevida. 3 a 2.
Kormaz levantó a Lee Young-pyo. Buscaron a los demás y juntos sintieron, como lluvia bendita, el aplauso de la multitud.