El escenario estaba servido. Miles de ojos en el estadio de Nagai, en Osaka, seguían cada movimiento. En la televisión, millones esperábamos un partido de Campeonato Mundial.
Mas Inglaterra y Nigeria ofrecieron un juego intrascendente que terminó por ser uno de los de más mal gusto en la cita en Asia.
Sin justificar, de los ingleses se entiende su proceder: la paridad les daba la clasificación a la siguiente fase, por lo que optaron por cuidar la pizarra y el rendimiento de sus jugadores.
Pero de Nigeria es incomprensible.
Tras las buenas jornadas que ha escrito el futbol nigeriano en los últimos años, llegó a la cita asiática con el carné de promesa para grandes cosas.
Pero se ponchó. Al igual que en los partidos anteriores, jugó sin chispa ni ambición.
Maniatados a un esquema conservador, los nigerianos olvidaron que este era su última instancia para revivir aquel futbol pícaro, chispeante y veloz.
Augustine Jay Jay Okocha no fue ni la sombra de aquel cerebral capitán que empujaba y habilitaba con pases a gol.
Sus compañeros, como pollitos, deambulaban sin ruta ni destino, lo que convirtió a los africanos en una suma de impotencias.
Inglaterra, sin hacer un gran gasto, estuvo más cerca de abrir el marcador, pero sus llegadas fueron inofensivas, por lo que para la defensa nigeriana no resultó un gran esfuerzo repelerlas.
En este departamento, Michael Owen se mostró hacendoso y batalló por su gol.
Inglaterra sigue y se enfrentará a Dinarmarca, Nigeria se devuelve con un punto, pero con la vergüenza de que ambos equipos tentaron el mal gusto en 90 minutos de nada.
Fuente : Agencias AP, AFP. EFE, Reuters y transmisión televisiva de Canal 6.