Yokohama (Japón) . Las agrias disputas por el arbitraje y la venta de boletos dividieron ayer a la FIFA y a los organizadores de la Copa del Mundo, en la víspera de la primera semifinal entre Alemania y Corea del Sur.
A menos de una semana de la culminación del torneo, el organismo rector del futbol mundial dijo que la Copa enfrentó una crisis de boletos tres meses antes de que empezara, y señaló como culpables a los organizadores surcoreanos y japoneses.
En un intento por apaciguar un mar de críticas por el desempeño de los árbitros, el comité de arbitraje de la FIFA designó seis jueces europeos para los dos partidos de semifinales.
Sin embargo, los miembros de la comisión aún siguen en el ojo de la tormenta por las severas críticas del presidente de la FIFA, el suizo Joseph Blatter, quien les dijo que habían ignorado su pedido para asegurar que los mejores silbateros se designaran para la etapa de los cuartos de final, en la que se vio un controversial encuentro entre España y Corea del Sur.
El centro de la controversia fue un notorio error del juez de línea de Trinidad y Tobago, que negó a España el gol de oro. Ningún miembro de la FIFA de alto rango comentó el ataque de Blatter, pero una fuente de la organización dijo: "Los miembros del comité de arbitraje están echando humo".
Los días previos al inicio del Mundial estuvieron marcados por una desagradable campaña electoral para la presidencia de la FIFA, que ganó finalmente Blatter.
Parece ser que hay muy poca paz en la jeraquía del futbol mundial, mientras el torneo más prestigioso de ese deporte llega a su clímax.
Los grandes claros en las tribunas de los estadios durante los primeros partidos causaron una gran disputa, estropeando el telón de fondo del campeonato.
Pero el problema pareció superarse en las fases posteriores.
Sin embargo, el jefe del sub-comité de boletos de la FIFA, David Hill, decidió atacar a los comités organizadores de Japón y Corea del Sur, en una muy concurrida conferencia.
Will dijo que a finales de febrero advirtió a ambos que si no brindaban la información necesaria sobre los 20 estadios no habrían boletos.
"A finales de febrero, les dije que había una crisis y que si no obteníamos la información no podríamos imprimir", agregó.
La empresa británica Byron, que maneja las entradas de la FIFA, lanzó el contraataque diciendo: "En Byron hemos soportado enormes críticas, pero la pura verdad es que ha sido la que rescató de una crisis al proceso de boletaje, y eso es algo que nadie ha destacado", precisó.