El Real Madrid es un equipo feliz contando con Roberto Carlos en sus filas. En el momento de su fichaje, el presidente Lorenzo Sanz conocía que era un lateral izquierdo con un fuerte disparo... y pocos datos más. Lo verdaderamente importante para él era que su precio lo podía afrontar la tesorería del popular club español: menos de $5 millones.
La primera temporada del internacional brasileño con la camiseta blanca fue aplaudida desde todos los rincones futbolísticos del territorio ibérico. Sobre el césped demostró ser un jugador fuera de serie, sin imitadores en España, ya que reúne una serie de cualidades que le hacen único en su puesto.
La afición del Real Madrid quedó enamorada de Roberto Carlos tras observar sus primeras actuaciones en el estadio Santiago Bernabéu, hasta el punto que hoy día, en su segunda temporada con los madridistas, es el mayor ídolo de los madridistas, junto a Raúl González.
Dios, el destino, la naturaleza, o, lo que es más seguro, la mezcla de los genes de su padre y su madre, dieron al futbol un crack, aunque no actúe de delantero. Los doctores del Real Madrid, cada vez que le realizan pruebas analíticas, resultan impresionados con sus facultades físicas...
Uno de sus datos más característicos, el perímetro de sus muslos, hizo que bastantes aficionados, del equipo blanco y de otros clubes, se frustraran al medir sus muslos y comprobar que no se aproximaban a los míticos 58 centímetros de Roberto Carlos.
Con unas piernas así, a nadie extrañó que su chut de zurda fuera demoledor. El único dato que a la afición del Real Madrid interesó de la etapa anterior como jugador en el Inter de Milán era que un día, jugando contra el Parma, se midió que un disparo suyo salió de su bota izquierda a... ¡150 km/h!
Poco tiempo tuvieron que esperar los seguidores blancos para ver un remate de tal calibre. En la tercera jornada de la Liga 96-97, en el choque Betis-Real Madrid, el brasileño hizo un gol imprimiendo al balón una velocidad inicial de 140 km/h.
Otros tantos similares, en potencia y precisión, los convirtió con clase: un tiro libre mágico con Brasil ante los galos, por la Copa de Francia 97 (1 a 1), en junio del año pasado, y, más recientemente, en un remate sin ángulo en un juego del Madrid en Tenerife (3 a 4).
Y es que el internacional con Brasil, que, sin duda, será figura en la próxima Copa Mundial de Francia 98, es un atleta completo. En solo 11 segundos recorre 100 metros; en los saques de banda es capaz de lanzar el balón a más de 30 metros; posee un salto vertical de 65 centímetros...
Y además, le adorna un carácter ganador, que le hace atacar de manera continua el sistema defensivo del equipo rival. En varios partidos de la temporada pasada, el Real Madrid levantó marcadores adversos gracias al coraje de Roberto Carlos, que contagió al equipo su fe y su ilusión por mejorar.
Lorenzo Sanz comprobó que el de Roberto Carlos fue un fichaje de gran rentabilidad. Por ello, le propuso ampliar de inmediato su contrato con el club, que en un principio fue pactado hasta junio del año 2000, y que en la actualidad ya fue ampliado hasta el mismo mes del 2002. En este nuevo contrato figura una cláusula por la que, si el jugador desea romper el vínculo laboral y abandonar el club, debería abonar $100 millones.
Un tipo genial
Sin embargo, lo mejor de Roberto Carlos no se limita a su actividad como futbolista, sino que dio muestras de ser una persona que se preocupa por los demás. El origen humilde de su familia marcó su carácter de una forma especial, ya que no le avergüenza reconocer que de pequeño no tuvo muchos juguetes, porque sus padres no tenían dinero para comprarlos.
Cuando realizó los primeros entrenamientos con el Real Madrid, llamó la atención el comportamiento del brasileño. Mientras los otros jugadores del equipo, después de la sesión preparatoria, dedicaban un espacio de diez minutos a firmar autógrafos a la multitud de aficionados allí congregada, Roberto Carlos era capaz de estar con ellos 45 minutos, hasta que nadie más le solicitaba su firma. Así empezó a ganarse el corazón de la afición.
De profundas convicciones religiosas, lee la Biblia y cree que Dios es el responsable de todo lo bueno que le ocurre en esta vida. Su mayor preocupación es el bienestar de Alexandra, su esposa, y sus hijas Roberta y Giovana, y a ellas dedica todo su tiempo libre... aunque es capaz de hacer huecos en su agenda.
No se recordaba en la historia del Real Madrid que un jugador se acercara a las taquillas del estadio para mostrar su apoyo a los aficionados, que esperaban su turno para comprar un tiquete, y Roberto Carlos lo hizo.
Cuando se disputan grandes partidos en el Bernabéu, se forman filas en las taquillas tres días antes de su apertura, durante los cuales, los seguidores deben pernoctar en plena vía pública. Una de las citas más trascendentales para el seguidor blanco es recibir al FC Barcelona, y justo fue debido a una de las visitas del club azulgrana cuando el brasileño decidió presentarse, ante el asombro de los aficionados, en las taquillas del estadio. En media hora de autógrafos y saludos "hizo felices a veteranos y noveles...", como reza el himno madridista.
Ya nadie duda en Madrid que Roberto Carlos actúa a impulsos de su corazón. Además, no todas sus acciones son públicas y recogidas por los medios de información. No se sabe cuántos pares de botas regaló a muchachos de la cantera del club, infantiles y juveniles, que se le acercan después de los entrenamientos a pedírselas como recuerdo.
La cabeza de Roberto Carlos no está siempre inundada por el futbol. Conoce los problemas de la sociedad actual, y está siempre pendiente de su familia en Brasil. Por ejemplo, uno de sus sueños es, algún día, construir en Sao Paulo un gran orfanato donde los niños huérfanos residan y estudien con ciertas comodidades. Pero más a corto plazo, el jugador posee otros planes, también relacionados con la juventud.
Cuando observa felices a sus dos hijas, el brasileño recuerda lo diferente que fue su infancia. Por ello, siente una preocupación permanente por ayudar a los pequeños más necesitados, y su último plan es fundar varias escuelas de futbol gratuitas en su país.
Con ideas como ésta se entiende el por qué los españoles empezaron a adorar a Roberto Carlos, una de las principales atracciones para el próximo Mundial.
(*) Juan Carlos Casas es redactor de la revista española Don Balón. Tomado de FIFA Magazine.