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Stephen Curry es el jugador del momento en la NBA: vigente MVP y líder del mejor equipo de la liga en la temporada. | AP (Ben Margot)
Los Warriors no solo son el mejor conjunto de esta temporada por cualquier lado que se analice, son uno de los mejores quintetos que ha visto la NBA: uno de los 10 equipos más ganadores en temporada regular y dominadores de la conferencia más difícil.
Al frente, unos lastimados Cavaliers que si están en las finales de la liga es por mérito propio y no solo por la debilidad de su conferencia. Han respondido a las vicisitudes con entrega y han visto cómo actores de reparto toman el protagonismo para sorprender con la mejor defensa en estos intensos play-off .
Los reflectores se los llevan el mayor MVP (4 veces) de la era y mejor basquetbolista del planeta, LeBron James, y el talento del vigente MVP, Stephen Curry.
Aunque no será un duelo directo y las claves al título están en cómo consiga cada equipo contener el poderío de ambas estrellas.
A Curry lo hace particularmente temible su puntería y capacidad para armarse y disparar en fracciones de fracciones de segundo. Es letal y no es la única arma: Clay Thompson está recuperado y Harrison Barnes tiene capacidad para anotar puntos cruciales cuando se requiera.
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Steve Kerr tiene mucho del mérito para que los Warriors estén en las finales. Sin embargo, le ha dado todo el protagonismo a sus jugadores y se ha dedicado a disfrutar los play-off. | AP (Ben Margot)
Finales de la NBA
Warriors - Cavaliers
Juego 1 Jueves 4 de junio, 7 p. m., en Golden State
Juego 2 Domingo 7 de junio, 6 p. m., en Golden State
Juego 3 Martes 9 de junio, 7 p. m., en Cleveland
Juego 4 Jueves 11 de junio, 7 p. m., en Cleveland
Juego 5* Domingo 14 de junio, 6 p. m., en Golden State
Juego 6* Martes 16 de junio, 7 p. m., en Cleveland
Juego 7* Viernes 19 de junio, 7 p. m., en Golden State
*: Solo si es necesario
Y hay un punto fundamental para tener a los Warriors como favoritos en su primera final en 40 años: al frente no se vislumbra quien pueda marcar a Curry o bajarle efectividad a las constantes jugadas de pick and roll que constituyen el alma del esquema ofensivo de Steve Kerr.
Golden State es un equipo joven que comete errores, pierde mucho el balón y se mete en problemas por tramos de los partidos. Pero, al mismo tiempo, tiene una capacidad asombrosa para calmarse, anotar rápido y retomar el control con facilidad.
Los Cavs no son solo James, pero casi lo son. El Rey es líder en puntos, asistencias, rebotes... Empieza, progresa y finaliza las jugadas en momentos cruciales.
La ausencia de otra figura preponderante, ha provocado que LeBron tome más ofensivas de lo debido y eso ha bajado terriblemente su efectividad. Si volvió a las finales fue por resolución y entrega, no precisamente por calidad.
Para sobrevivir a la ausencia de Kevin Love y las intermitencias de Kyrie Irving, Cleveland se ha topado con la fortaleza en la pintura de Timofey Mozgov y el joven Tristan Thompson.
Los hombres grandes tienen a los Cavaliers sumando 12,1 rebotes ofensivos por partidos, una alta media que solventa la baja efectividad de James y consigue aumentar el número de posesiones al tiempo que le quita el balón a los rivales.
Poco peso de la experiencia. El que James se prepare para jugar su quinta final de la NBA al hilo (sexta en total) a la vez que ningún jugador de los Warriors sepa lo que es llegar tan lejos en postemporada, da la falsa sensación de que la balanza de la experiencia se inclina del lado de Cleveland.
Sin embargo, LeBron lidia con una impericia similar entre sus filas. Mike Miller y James Jones ganaron y perdieron finales con el Rey en el Heat, y Shawn Marrion ganó un campeonato con los Mavericks, pero ellos tres son suplentes y no exactamente de los que definen juegos.
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A LeBron James se le ha dado más mérito por la sorprendente mejoría de los Cavaliers en las finales que al coach David Blatt, quien no tenía experiencia del todo en la NBA. | AP (Ron Schwane)
Lo que es más, jugadores como Irving y Thompson están muy atrás en su proceso de maduración, en comparación con el mmomento ideal que vivien Curry y el otro Thompson.
En el banquillo, llama la atención que ésta sea la segunda final de la historia con dos entrenadores novatos, Kerr y David Blatt. Siendo la otra la primera final de la historia, en 1947, cuando la liga se llamaba BAA y los Warriors de Filadelfia derrotaron a los Stags de Chicago.
Mas hay un mundo de diferencia entre los conocimientos de Kerr, con sus cinco anillos de campeonato (tres con los Bulls de Phil Jackson y dos con los Spurs de Gregg Popovich. dos de los mejores entrenadores de la historia), y los de un Blatt que nunca había pisado una duela de la NBA –sea como jugador o entrenador– hasta este año.
Por eso a Kerr se le reconoce la capacidad para tomar un equipo bueno y hacerlo excelente. También para convencer a sus jugadores de que podían ser mejores de lo que creían, calmar los ánimos de la juventud en los momentos clave, y manejar un camerino que ha visto a jugadores como Andre Iguodala y David Lee perder sus roles de titulares sin reclamos.
Mientras que a Blatt se le ha reconocido la mejoría de los Cavaliers en play-off pero se sospecha que es más importante el papel de James corrigiendo y animando a sus compañeros desde la cancha.
De ahí nacen los cuestionamientos respecto a la capacidad de los Cavs para hacer ajustes sobre la marcha y adaptarse a la velocidad de unos Warriors que cambian de cuadro grande a pequeño en un pestañeo y sí cuentan con la profundidad necesaria para salir avante de los baches.
El pronóstico de casi todo especialista tiene a Golden State celebrando el título dentro de dos semanas –o menos–. Estará en ese corazón de campeón de James, su madurez y su entrega total revertir esa noción y que Cleveland finalmente celebren su añorado primer campeonato.
