Por intransitables senderos, que conectan el asentamiento indígena de Sitio Gilda, en las montañas de Talamanca, con San Gerardo de Rivas, Sonia Salazar y su pareja, Felipe Obando, caminaron durante dos días junto a su hija, Estela Obando, de solo 14 años.
La pequeña, quien pasó la noche en un improvisado rancho en el denominado Paso de los Indios, observando las estrellas desde el Cerro Urán, soñando con ganar la carrera de 12 kilómetros, en la que fue inscrita por segundo año consecutivo.
Estela se inspira en las también indígenas, Andrea Sanabria y Noyle Salazar, quienes han conquistado la exigente prueba de 34 kilómetros y con quienes comparte lazos familiares. Su mayor anhelo es, algún día, dominar la distancia larga y mantener el legado de su amado Sitio Gilda, al igual que Noyle y Andrea.

En 2024, con solo 13 años, Estela dominó la categoría juvenil y obtuvo el tercer lugar en la clasificación general de los 12 kilómetros. Para 2025, entrenó con mayor intensidad y logró imponerse tanto en la categoría juvenil como en la mayor de la misma distancia.
La joven sorprendió a todos al ganar la categoría juvenil (18 a 23 años) con un tiempo de 1 hora, 27 minutos y 25 segundos (1:27:25), seguida por su prima, Daniela Salazar Sanabria, hija de Andrea Sanabria, la indígena cabécar conocida como la “Reina del Chirripó”, quien ha ganado la carrera en diez ocasiones.
En la categoría mayor (24 a 39 años), Estela superó a Selena Esquivel, quien finalizó en segundo lugar con un tiempo de 1:28:47, consolidándose así en la primera posición.
Con la inocencia de su edad y en compañía de su madre, Sonia Salazar, Estela no pudo ocultar su alegría tras ganar la competencia. Aseguró que la carrera fue difícil y exigente, pero logró reducir la ventaja de una rival que le llevaba un minuto y, finalmente, alcanzarla para quedarse con el primer lugar.
Con su marcado acento cabécar, su idioma natal, Estela y su madre contaron en una entrevista con Tele Brunca que la carrera fue muy dura, pero que logró completar el recorrido sin caídas y llegar en óptimas condiciones a la meta.
“Me fue muy bien. Una persona me pasó y tenía un minuto de ventaja, pero pude alcanzarla y marcar la diferencia. Así fue como gané. El camino estaba muy difícil y mojado, pero no me caí y logré el primer lugar”, relató Estela.
El desafiante ascenso por los complicados senderos que conducen al macizo del Chirripó no fue obstáculo para Estela. A pesar de su corta edad y baja estatura, demostró una enorme determinación y nunca claudicó en su objetivo de llevar la victoria a su humilde comunidad de Sitio Gilda, en las montañas de Talamanca.
