Aún en esa mezcla de sensaciones, entre el júbilo y el sentimiento de haber quedado tan cerca, entre el orgullo de lo realizado y las ganas de más, Kenneth Tencio se expresa agradecido por tanto apoyo desde Costa Rica. Más bien parecía agradecido con la vida.
“Es difícil de explicar, porque son muchas sensaciones encontradas”, expresa en el autobús para atletas, de regreso a la Villa Olímpica con la competencia aún fresca, sin digerirla por completo en sus primeras palabras para la cámara del periodista David Castillo, del Comité Olímpico Nacional.
Recuerda todo lo superado, el esfuerzo de “muchos años”, no tres años sino 15, según calcula, desde que sueña en bicicleta. Agradece una y otra vez. Repasa lo que sintió en la comptencia. Mira hacia el pasado con un “trabajamos muy duro por esto”; mira hacia el futuro en ese “sigamos luchando, somos potencia en el BMX freestyle”; mira hacia adentro sonriente con la que sin duda es su frase de inspiración: “Si pueden soñarlo, pueden lograrlo”.
Mira poco directamente a la cámara. O más bien lo hace amenudo sin sostener la mirada fijamente en lo que parece un dejo de timidez de quien nunca tiene poses de estrella.
Seguramente pensará después cuál mínimo detalle pudo hacer mejor; seguramente verá de nuevo los mensajes y las felicitaciones; sin duda repasará todo lo que salió bien, tan bien que en pleno parque de competencia festejó su último turno en la final como si hubiese ganado, hincado, con los puños cerrados. Daba para eso.
“Estuvimos peleando la medalla, estuvimos muy cerca. Yo por un momento pensé que por los menos íbamos a lograr ese tercer lugar, pero bueno...”
Las calificaciones de los jueces hablan de un Tencio que creció en los Juegos, que se vio obligado a arriesgar, después del tímido 75.20 y el bueno pero insuficiente 84.40 de la ronda clasificatoria, de paso al cumplidor 84.20 en la apertura de la final, hasta alcanzar el 90.50 de su presentación cumbre.
“Sabía que teníamos que disfrutarlo, pero a la misma vez había que darlo todo. Oré mucho, traté de enfocarme, de decirme a mí mismo... yo sabía que tenía la capacidad para estar acá”.
Habla sin lamentos, más bien con asomos de felicidad en ese punto intermedio de quien no ganó la presea, pero se acerca como no lo había hecho ningún costarricense desde las hermanas Poll (1988-2000).
Él tenía seis años cuando Claudia se colgó el bronce en Sydney, la última presea tica en unos Juegos Olímpicos, cuando el BMX, en cualquier modalidad, ni en broma podía pensarse entre los tradionales deportes olímpicos.
Tampoco el surf, disciplina que deparó el sétimo lugar de Brisa Hennesy en Tokio 2020, los Juegos de los debutantes ticos: Tencio (cuarto lugar), Brisa Hnnesy (sétima), Andrea Vargas (novena)...
Ahí en el autobús, de seguro no piensa en eso, ni en las Poll, ni en aquellos que lo intentaron después, ni en los años de espera de los costarricenses. No lo piensa, pero lo siente, en cada muestra de respaldo a la distancia durante todos estos días.
“Muchas gracias. Fue increíble sentir ese apoyo de parte de todos. Yo sabía que no estaba solo, que estaba respaldado por todo un país. De verdad se sintieron esos cinco millones de personas apoyándome. Tantos mensajes, desde el día uno. Muy agradecido”.
La historia de los Juegos Olímpicos dirá que los primeros tres medallistas de la historia en BMX freestyle son el australiano Logan Martin (93.30), el venezolano Dhers (92.05) y del británico Declan Brooks (90.80), pero Costa Rica no olvidará que Kenneth Tencio le devolvió ese escalofrío de tener una presea tan cerca.