Al hombre que el martes 27 de setiembre llevó a Ferretería Brenes Barva al sexto título al hilo se le pronosticó de adolescente un sombrío futuro en el baloncesto: jugador de canchas de barrio.., por su tamaño.
El destino se lo “cantó” uno de sus primeros entrenadores.
“Me topé a ese profe años después: yo jugaba en Primera y él no dirigía. Las vueltas de la vida”, recordó Jimmy García, coach de los barveños, días después de la conquista del cetro.
Narró la anécdota sin “segundas lecturas”, pero con ella subrayó que él no se arruga ante los retos: “En realidad, me hizo un favor porque luché más duro”.
Aquel recuerdo también sirve para registrar otro rasgo de García: le gusta tomar riesgos; por eso accedió a conducir los destinos del entonces pentacampeón nacional.
En su debut como técnico sabía que cualquier cosa diferente de un nuevo cetro sería un fracaso; comprendía que si ganaba el hexa sería visto como algo normal.
“Tenía mucho que perder y poco que ganar, pero tenía curiosidad por intentarlo, no quería quedarme con la duda y preguntarme porqué no lo hice. Así que me arriesgué y dije ‘vámonos”, comentó.
“Aprendí de todo en este año, aprendí a tener más paciencia..., ¡y eso cuesta mucho!”.
En cada uno de los seis, García tuvo que ver: ganó dos como jugador, tres como asistente y ahora este, como jefe del cuerpo técnico.
Una marca que lo pone directamente en el libro de los barveños.
También se dejó el torneo de Copa, que sirve de preparación para el Campeonato Nacional.
“Yo estoy muy orgulloso de este equipo. Uno en la vida tiene que construir algo y este equipo era un equipo pequeño de pueblo, aquí nadie desmayó y ahora tenemos esto”, expresó el estratega.
Pasar al otro lado de la raya nunca es un paso sencillo para un deportista: García no fue excepción, cuando se retiró en el 2007.
Dada la estabilidad de la planilla barveña, muchos de sus actuales pupilos fueron sus compañeros.
Sin embargo, para García eso fue una ventaja.
“Tengo mucha relación con ellos y aunque soy una figura de autoridad no soy inalcanzable. Eso sí, soy muy exigente con ellos”.
Nadie tiene que explicarle lo que un jugador siente por no jugar, y en este año a él le tocó el papel de decidir quién entraba y quién no.
Lo dicho: no es fácil estar del otro lado de la cancha.
“Ellos fueron comprendiendo cuando no les tocaba jugar, yo siempre trataba de explicarles las razones y que no era nada personal”, reflexionó.
Hay que pensar en el 2012 y en el reto de lograr un sétimo título al hilo: “Este equipo no se ha cansado de ganar”, sentenció.