Para los ojos de un turista, El Capitán, localizado en el famoso Yosemite Valley en California, no solo es uno de los monolitos graníticos más grandes del mundo, sino que es considerado una de las diez maravillas naturales de los Estados Unidos.
Pero si se ve a través de la pupila de un escalador, esta reconocida roca de 878 metros de altura es lo que para un alpinista pueda llegar a simbolizar conquistar el mismísimo Everest.
El pasado 6 de junio, Alejandro Soto y Gino Negrini se convirtieron en los primeros costarricenses en alcanzar su cumbre, un sueño casi utópico para cualquier trepador en el mundo.
Según información brindada por el mismo Alejandro Soto, un 60% de las personas que intentan escalar su cima se retiran en el primer tercio de la trocha.
Cuando Alejandro, de 46 años, miró de abajo a arriba al solemne El Capitán, no supo contener su asombro.
“Lo primero que pensé fue que era más grande que en las fotos (ríe), y sí, era majestuoso”, expresó al recordar el respeto que imponía la pared rocosa.
Estos aventureros se encaminaron hacia una marcha de seis días (cinco ascendiendo y uno descendiendo) para realizar lo asombroso: trepar hasta la cúspide de sus fantasías.
“Para mí, esto era un sueño y por ello, Alejandro (Soto) y yo entrenamos todas las modalidades del deporte durante cinco meses; cuatro sesiones semanales”, manifestó Negrini.
En el quinto día los temerarios lo habían logrado: habían conquistado su última frontera, y al final, sobre El Capitán ondeaba una bandera costarricense.
“Por mucho tiempo pensé en como se iba a sentir llegar hasta arriba y me sorprendí cuando, en vez de euforia, sentí paz y plenitud”, mencionó Soto, inspirado.
Los viajeros regresaron al país con la intención de motivar a otros a alcanzar sus sueños.