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LeBron James se encamina a romper con una máxima de la NBA, el baloncesto y el deporte mundial: el Rey busca demostrar que un equipo de un solo hombre puede hacer historia.
Los Cavaliers empezaron los play-off como los favoritos y las lesiones les han ido quitando brillo: el centro Anderson Varejao y el ala pivote Kevin Love ya abandonaron la temporada, al tiempo que otro pivote, Tristan Thompson, y el base All-Star Kyrie Irving, son duda para iniciar las finales del Este. Aun así, LeBron ya se deshizo de los Bulls...
Ahora, el reto es que los jugadores de repertorio sigan dándole la mano a James en lo que –a punta de esfuerzo puro– se convirtió en la defensa que menos puntos ha permitido en esta postemporada.
¡Todo para el Rey! Con la fe en que él –líder del equipo en puntos, rebotes, asistencias, robos...– cumpla la promesa por la que volvió a Cleveland: el campeonato.
Al frente, unos Hawks para los que son tan ajenos los reflectores como las finales. Nunca han llegado lejos en play-off y lo hacen ahora inspirados por Mike Budenholzer, coach del año, quien trajo consigo el libro de Gregg Popovich (aún monarca vigente con Spurs) para desarrollar un baloncesto de conjunto y equilibrio.
Son dos caras de la moneda, dos tipos de ofensivas diametralmente distintas: en los Cavs, 36 veces algún jugador anotó más de 30 puntos en un partido, y en los Hawks, solo una vez eso pasó; en Cleveland el ataque consiste en que James arme, culmine, recupere, celebre... en cada jugada, y Atlanta es el equipo que más y mejor le da circulación al balón.
Es la cuarta vez que James enfrenta a un número uno en la definición del Este: las tres anteriores salió avante hacia la final.
