Durante el Tour-1998, mientras la policía la emprendía en particular contra el equipo Festina, a Riis (Deutsche Telekom) le llegó un rumor según el cual su hotel también sería isnpeccionado por las fuerzas del orden.
“En mi habitación no tenía otra chance, mis ampollas tenían que desaparecer al instante. En unos pocos minutos junté la totalidad de mis dosis de EPO (eritropoyetina, un esteroide anabolizante) y las tiré por el WC (inodoro). No quedó una sola traza de ese producto oneroso, todo quedó por completo borrado”, confiesa el exdeportista en el libro.
Los organizadores del Tour de Francia quitaron en 2007 a Riis el título logrado en 1996.
En el libro autobiográfico, el exciclista habla con naturalidad sobre el dopaje, la misma con que lo hicieron junto a su esposa en sus declaraciones al semanario gratuito Soendagsavisen.
Riis afirma en la publicación que debe haber gastado el equivalente a un millón de coronas danesas (entre 67.000 y 134.000 euros) en productos dopantes. Muchas veces los conservaba simplemente en el refrigerador de la cocina de su casa.