Fueron contadas las ocasiones en que el boxeador Carl Davis Drummond se vio tumbado en el ring.
No obstante, la vida fue más dura con el pugilista limonense, la cual no le perdonó sus errores, por los que tuvo que pagar en más de una ocasión. Sin embargo, aprendió a ponerse de pie, subir la guardia e intercambiar golpes con el destino hasta salir avante.
A sus 44 años, Carl Davis Drummond peleó por última vez en Costa Rica el pasado sábado, cuando derrotó al nicaragüense Wálter Palacios, en una cartelera en Santa Ana. Ahora prepara su adiós definitivo del cuadrilátero, pues espera realizar al menos tres combates fuera del país, bajo la tutela del entrenador Emiliano Rodríguez.
Carl repasó su carrera deportiva, la cual abarca hasta el momento 36 combates realizados con un saldo de 30 victorias, de las cuales 13 fueron por la vía rápida. También analiza su relación con los representantes y su futuro como instructor de boxeo.
Hace poco más de una década el caribeño emergió en carteleras realizadas en un hotel capitalino, de la mano del representante Efraín Vega. Sus poderosos golpes y mandar a la lona a sus oponentes fueron la carta de presentación, así como su historia de vida, al relatar su vida como exconvicto.
“Boxeadores de peso completo creo que hemos sido solo tres en Costa Rica. A las personas les gusta la emoción de ver los nocaut y creo que cuando yo empecé eso alborotó a la gente. Siento que a los aficionados les fascina esa emoción y cuando se da, se van con gusto, ya que los boxeadores hacemos nuestro trabajo”, aseguró Davis.
El boxeador no esconde que disfrutó de su carrera deportiva, pero lamentó que en Costa Rica algunos de los llamados manager no sean tan profesionales como lo son los atletas.
“Creo que mi carrera fue buena, pero lamento no haber llegado a las manos que debía para optar por un titulo mundial. En Costa Rica hay talento, pero en Costa Rica existen promotores que nos engañan, que nos sacan el jugo como se dice, mientras nosotros nos llevamos los golpes. Al principio no me importaba, solo quería mandar a la lona lo que se pusiera por delante, pero con el tiempo te das cuenta de lo que pasó”, dijo Davis.
Hay talento. No obstante, Carl se siente orgulloso de abrir el camino a otros pugilistas cuando el boxeo en Costa Rica estaba de capa caída y los patrocinadores no creían en los proyectos.
“Creo que en mis inicios el boxeo creció en el país y las personas se animaron a ver boxeo y no solo fútbol. Existe talento y propuestas como las de Hanna (Gabriel), Bryan (Vásquez) y Yokasta (Valle), quien también es una buena boxeadora, pero es claro que deben rodearse de la gente adecuada, de promotores que no manchen el boxeo. Deben analizar a las personas, porque al final se van a arrepentir”, expresó Davis.
Padre de siete hijos y abuelo orgulloso, Carl indicó que para un deportista es difícil tener una carrera profesional en el país, por lo que recalcó a los jóvenes pugilistas que deben tener claro cuál es la persona que los va a representar en el futuro.
"En el boxeo se puede llegar largo, pero de este deporte no se vive en Costa Rica. Mi consejo es que no se dejen llevar por una sonrisa o por palabras dulces, que no te arruinen la carrera. Busquen contactos afuera para que puedan hacer plata y se retiren con plata en el bolsillo y que no otras personas se enriquezcan de ustedes”, afirmó Davis.
Aunque laboró como guardaespaldas cuando no había peleas, Davis afirmó que su deseo inmediato al retirarse será tener su propia academia de boxeo, donde puedan enseñar a los más jóvenes los fundamentos, ya sea para defensa personal o bien convertirse en un profesional.