En algún momento todos hemos escuchado esa frase de “nunca es tarde para empezar”. A veces puede sonar muy cliché, pero hay ejemplos tan vivos de ello, que deja de serlo.
Una de las personas modelo para ver esa expresión como realidad es don Jorge Meléndez, un alajuelense de 81 años, y quien hace apenas una década comenzó a practicar el atletismo.
Nunca fue tarde para él, y ese es su mensaje favorito, porque se inició en el deporte cuando para muchos ya debería estar descansando, sin hacer demasiados esfuerzos.
Pero su energía no se lo permitiría. Corre en la pista atlética del Polideportivo Monserrat, donde se ha convertido en toda una figura de los adultos mayores.
En ese lugar empezó nadando, o "chapoteando", como dice él mismo. En sus primeras clases le cobraron y él se negó a pagar, amparado en que las personas de su edad debían nadar gratis.
Fue por su intervención que el Comité de Deportes y Recreación de Alajuela (Codea) eliminó el cobro a los 250 adultos mayores que practican natación, zumba o aeróbicos.
"Don Jorge es de uno de los emblemas de los atletas máster. Él movió las arenas hace un par de años y empezaron a haber algunas modificaciones presupuestarias que no existían. Cuando don Jorge empezó a venir se peleó porque le íbamos a cobrar 10 mil colones al mes, fue al concejo municipal, y lo logró", cuenta Jordan Vargas, director de Codea.
Ese sentido de lucha también lo traslada al atletismo. Este vecino de barrio Monserrat es parte de los atletas máster de Alajuela que van más allá de ejercitarse y se hacen competitivos.
Empezó caminando y después ya pertenecía a la Asociación Deportiva Máster de Atletismo de Costa Rica. Eso le permitió participar el año pasado en su primer Centroamericano, en el Estadio Nacional, y este año, a inicios de octubre, agregó otro, esta vez en Guatemala.
“La edad es solo un número. De alguna manera esto me hace sentir orgulloso, a veces la gente me pregunta cuántos años tengo y dicen que quieren llegar a esta edad como yo”, cuenta mientras muestra sus medallas.
Meléndez compitió en 100, 200, 400 metros planos y relevos 4x100. Correr fue solo una parte de la aventura en tierras chapinas, pues también significó su primer viaje en avión.
"Fue muy interesante, montarse en un avión de esos es algo maravilloso, llegar a un aeropuerto... Siempre estuve acuerpado por la tesorera de Adema, nunca anduve solo".
Anteriormente, don Jorge también ha disputado pruebas de calle, de 4 y 5 kilómetros.
"Siempre me gustó correr, años atrás cuando veía a la gente, pero decía que no podía, por el trabajo, y ahora aquí estamos".
Su sonrisa es inconfundible, es un hombre alegre, de muchas palabras, y convencido de que su edad no es impedimento, aunque también ha tenido ganas de rendirse.
Hace aproximadamente tres años se fracturó las costillas y le dijo a Raquel Pérez, educadora física en el Polideportivo Monserrat, que no iba a volver.
"Me dijo: 'vengo a despedirme, no vengo más'. Pero uno como entrenador no debe dejar ir a la persona", asegura convencida Pérez.
La experta hace hincapié en la importancia de tratar al adulto mayor sin limitaciones, pues la costumbre siempre ha sido privarlos de ejercicios, por ejemplo con pesas, cuando en realidad pueden ser capaces, siempre cuidando sus lesiones o problemas.
"La parte emocional y psicológica es muy importante, le dije que viniera aunque fuera a ver. Hay que quitarles las limitaciones, porque la mayoría vamos a ser parte de esa población", sostuvo.
Consciente de eso, don Jorge da mucho crédito a sus entrenadores en el Polideportivo, quienes siempre lo empujan a dar lo mejor, comentó.
En Codea es visto como un atleta de alta intensidad, y por eso también le aportan con implementos deportivos, tratamientos médicos y fisioterapia.
Don Jorge entra al polideportivo alajuelense vestido con los colores de Codea, saluda a cuanta persona se tope en el camino y reafirma lo que se notaba a simple vista: “esta es mi casa”.