Río de Janeiro, 31 mar (EFE).- El adolescente sueco Mark no habla portugués ni conoce Brasil, pero es la única esperanza de la familia Lindberg para preservar la estirpe futbolística que fundó su abuelo, Manoel Francisco dos Santos, más conocido como "Garrincha".
Mark no conoció a Garrincha y sólo sabe por comentarios de las gestas futbolísticas del astro brasileño, pero quienes le han visto jugar en el equipo juvenil de Halmstad, su ciudad natal, dicen que tiene cadencia, talento.
Bueno, no tanto como el que derrochaba Garrincha cuando jugaba en el Botafogo o la selección brasileña, aclaran quienes ya le vieron con el balón en los pies.
La historia de Mark y su padre, Ulf Lindberg Henrik, serán transmitidas hoy por el canal deportivo de televisión ESPN Brasil.
Ulf, de 43 años, es el fruto de una escabullida de Garrincha de la concentración del Botafogo durante una excursión por Europa, en 1959.
A su juicio, "la única esperanza que queda de ver un astro en la familia" es Mark, que se declara admirador de los brasileños Roberto Carlos, del Real Madrid, y Denílson, del Real Betis, según el avance difundido por ESPN Brasil.
Ulf cree que "todo comenzó" en Umea, una pequeña ciudad marina que en 1959 se paralizó para recibir al Botafogo, base de la selección brasileña que un año antes había conquistado en Suecia el primer Mundial de su historia.
Según reconstrucciones del amorío hechas por la prensa brasileña, Garrincha abandonó solitario el hotel donde se concentraba su equipo y desafío el frío de 2 grados centígrados que cundía la noche del 21 de mayo.
Sólo volvió a la mañana siguiente, para ira del técnico Joao Saldanha.
En la biografía sobre el "ángel de las piernas torcidas", como también fue conocido, el escritor Ruy Castro revela que una chica lo encontró en la calle y lo llevó a su residencia.
Mientras los padres de la adolescente estaban frente a un televisor en la sala, el brasileño hacía de las suyas bajo las sábanas, señala el relato.
Años después, el ex compañero de Garrincha, Mario Jorge Lobo Zagallo, afirmó que la tesis de Castro no le resultaba exagerada porque "en aquella época cualquier jovencita en Suecia era dueña de sí (...) Hacer el amor allá era como almorzar o cenar. Era fisiológico. No había maldad".
Ulf nació el 10 de febrero de 1960, nunca conoció a su padre famoso, ni a su madre, que lo dejó, aún niño, a los cuidados de un orfanato.
Tampoco pudo realizar el sueño máximo de su vida, que era jugar al fútbol como Garrincha, por causa de una enfermedad ósea que le impide hasta hoy realizar cualquier tipo de actividad física intensa por más de quince minutos consecutivos.
El hijo sueco de Garrincha jugó hasta los catorce años, pasó a dirigir una escuela infantil de fútbol y se casó con Anette Johansson, presidenta de otro club de Halmstad, en el litoral de Suecia.
El nieto sueco del desaparecido Garrincha sueña jugar en la Liga profesional de su país y, por qué no, enfrentarse a la selección de Brasil en la final de una Copa del Mundo. EFE
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